Celebramos dos décadas de esta encuesta, un testimonio de un país que ha cambiado mucho y que sigue en transformación. Es una gran fotografía de Chile que identifica percepciones, valores, miedos y aspiraciones que nos ayudan a leer el presente y orientar nuestro accionar en miras al futuro. Es un esfuerzo riguroso metodológicamente, profundo, con trayectoria temporal y amplitud temática, que se ha convertido en un referente público que escarba e ilumina en distintas capas de la sociedad. La edición 2025 confirma la vigencia de este instrumento: persiste una mirada autocrítica sobre el rumbo del país, una creciente tensión entre chilenos e inmigrantes, pero una mayor serenidad y renovada expectativa de mejoría.
Socialmente nuestro país siempre ha sido de avanzada, muy dinámico, en el que hay que anticiparse. Los resultados de esta nueva versión dan cuenta de un cierto optimismo en su recuperación. Después de años complejos, hoy, un 59% de la población cree que en un plazo de 10 años el país habrá alcanzado —o al menos avanzado de manera sustantiva— la meta de ser desarrollado (apenas un 37% lo creía en 2022). De forma consistente, un 50% estima que se habrá progresado en la calidad de la educación (en 2015, solo un 40%). Remonta a un 40% la confianza en poder solucionar la pobreza (solo un 22%, en 2022). A ello se suma un aumento significativo del orgullo de ser chilenos, la historia de nuestro país, el modo de ser de los ciudadanos e incluso la valoración de la democracia chilena exhiben saltos relevantes respecto del año pasado.
En un contexto de crisis de confianza y polarización, las universidades se consolidan como la institución con mayor confianza pública, aumentando siete puntos respecto del año pasado y con un respaldo transversal que cruza edades, géneros y niveles educativos (lidera con un 55% de confianza). Lo siguen las Fuerzas Armadas y Carabineros, con 39%, y luego la Iglesia Católica, que sube cinco puntos, a un 22%. La confianza en las universidades es un mandato de responsabilidad. En este complejo clima, la universidad aparece como uno de los espacios seguros en los que se confía, se dialoga y se espera a cambio más que solo la formación de buenos profesionales. El repunte ligero de la Iglesia puede ser un síntoma de la necesidad de sentido en las personas, el deseo de reencuentro y reconciliación, y de volver a creer en instituciones que aportan esperanza en tiempos de alta incertidumbre.
Sin duda que alguien puede leer también esta encuesta desde la perspectiva del vaso medio vacío, y no podemos pasar por alto los enormes desafíos, que son muchos y profundos. La soledad destaca con fuerza, especialmente entre los jóvenes: la proporción de quienes se han sentido solos en la última semana es, en el tramo de 18 a 24 años, casi el doble que en la población general. Para una institución de educación superior, esta señal es preocupante: son nuestros estudiantes, y su bienestar emocional condiciona fuertemente su aprendizaje, su participación ciudadana y su proyecto de vida. Pero más allá de las universidades, conviene que la sociedad en su conjunto ponga atención a la actual hiperconectividad, que a menudo aísla más de lo que conecta; de hecho, por primera vez la encuesta incorpora una pregunta al respecto y un 73% se muestra favorable con prohibir a los menores de 15 años el acceso a redes sociales.
Habría mucho más para comentar, pero en su vigésimo aniversario, la Encuesta Bicentenario UC nos propone usar la evidencia para reconfigurar nuestro accionar en la dirección de construir un mejor país. Si hoy existe un atisbo de un clima de expectativas moderadamente optimistas, corresponde estar a esa altura. Eso significa fundar el debate en evidencia y no en pulsiones. Abrir espacio al disenso bien informado y traducir los hallazgos —como la soledad juvenil y la desconfianza en las instituciones— a acciones muy concretas. Solo así este tenue optimismo que emerge de los datos se traducirá en trayectorias personales más plenas y en un Chile que, efectivamente, puede tener una esperanza fundada.
Juan Carlos de la Llera
Rector Pontificia Universidad Católica de Chile
Ignacio Irarrázaval
Director del Centro de Políticas Públicas UC