El desafío actual en Chile y en muchos países es reforzar la democracia, no simplemente la elección democrática sino su desempeño posterior, el cumplimiento: es la capacidad del gobierno elegido para proveer servicios de calidad y aplicar políticas públicas correctas en forma eficiente.
La democracia debe venir acompañada de prosperidad, o surge el desapego hacia sus instituciones. Es su deber facilitar el desarrollo y no entorpecer con burocracias muchas veces corruptas, que la desacreditan. No hay una democracia estable sin los contrapesos, que son los mecanismos e instituciones que equilibran el poder para que no se torne abusivo. Y es fundamental una sociedad civil activa, participativa, atenta y crítica.
Cuando la democracia liberal se desprestigia, se empieza a mirar la “eficiencia” de regímenes que disimulan, con éxito comercial, sus abusos inconmensurables a las personas. Solo conocemos de China su propaganda, sus vistosos rascacielos, pero no vemos que ha logrado su desarrollo a costa de los derechos de las personas a un nivel que jamás aceptaríamos para nosotros. Sin embargo, oigo decir a algunos que es admirable su modelo.
La corrupción desgraciadamente existe en todas las sociedades. La diferencia es que en las democracias occidentales hay mecanismos para fiscalizar y ponerle límite. Por eso sorprende tanta admiración acrítica sobre el régimen chino de partido único muy corrupto. No tiene lo principal, una sociedad civil libre que pueda criticar sin ser aniquilada. Antes se calificaba al régimen de China claramente como totalitario; hoy se disfraza con el comercio y su influencia supranacional. Es absurdo tener estrictas leyes medioambientales y laborales en Occidente, y luego adquirir masivamente productos chinos por baratos, pero que no cumplen esos estándares. Es mucha la distorsión e incoherencia.
Para reforzar la democracia lo primero es valorarla, por ser el régimen que permite la participación, la alternancia en el poder y la libre creatividad, base del progreso; y porque es un Estado de Derecho con reglas consensuadas, en que se exige la rendición de cuentas a los gobiernos.
En nuestro actual período electoral es importante recordar estos valores y exigir que sean honrados por los candidatos a la Presidencia y al Congreso de Chile. Ambas instituciones, la Presidencia y el Congreso, deben elevar sus estándares porque, según todas las encuestas, su desempeño es muy criticado por los chilenos. De seguir así, se corre el riesgo del desapego y el desencanto con la democracia liberal, y crecerá la atención a las “democracias distintas”.