En el campo diplomático, el Presidente, presionado por Arabia Saudita, había sorprendido levantando las sanciones a Siria y a su gobernante de facto, Ahmed al Sharaa, objeto de una recompensa de 10 millones de dólares por su captura, por haber sido dirigente de Al Qaeda y combatiente contra tropas norteamericanas en Irak. En los días siguientes, Trump volvió a emboscar a un gobernante extranjero invitado a la Casa Blanca. Esta vez, al Presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, como lo hiciera con el Presidente Zelenski en febrero. El abuso desalentará futuros y necesarios encuentros de líderes que no quisieran exponerse a humillaciones.

Posteriormente, logró el triunfo de aprobar por la Cámara de Representantes la mayor ley de presupuesto federal de la historia. Aunque la aprobación fue por un estrechísimo margen de un voto, solo dos de los 218 representantes republicanos se unieron a la unanimidad de los demócratas. Otra vez se comprueba el férreo control de Trump sobre su partido. La ley “más bella y grande nunca antes aprobada por el Congreso” está siendo ácidamente criticada. Los demócratas sostienen que, de ratificarse el proyecto por el Senado, se aumentará la deuda pública desde el 98% al 125% del PIB en los próximos 10 años, disminuirán los fondos para la salud y, al extenderse las rebajas tributarias adoptadas en 2017 a instancias de Trump, se beneficiará a los contribuyentes de mayores ingresos.

Mientras, el uso y abuso por el Presidente de invocaciones a la seguridad nacional continúa atravesando sus decisiones. En esa línea, se informó de recursos adicionales para agilizar la deportación de ilegales y que las negociaciones arancelarias podrían incluir concesiones en beneficio de la seguridad de Estados Unidos. Ambas consideraciones podrían repercutir en las relaciones con Chile, tanto en las negociaciones comerciales en curso para mitigar la aplicación del arancel de 10% a nuestras exportaciones como en la deportación de migrantes chilenos ilegales. Hace un par de días se concretó la llegada de un primer contingente de aquellos.

La radicalización a cualquier costo de la agenda de Trump queda en evidencia con el retiro a la Universidad de Harvard de la certificación para recibir a estudiantes extranjeros, ante la negativa del plantel de proporcionar información sobre eventuales conductas antisemitas y participación en desórdenes públicos. Una vez más la justicia ha ordenado al Ejecutivo suspender la medida represiva.

Bolivia: División e incertidumbre en candidaturas

Vencido el plazo para la inscripción de candidatos a Presidente, vicepresidente y congresistas, el Tribunal Supremo Electoral boliviano aceptó, en principio, la postulación de listas pertenecientes a 10 partidos y agrupaciones de partidos, que en varios casos son los llamados “taxi partidos” (en Perú, “vientres de alquiler”), organizaciones que han logrado mantener su existencia legal sin mayor actividad ni representatividad.

Demostrativo es el caso de Jorge “Tuto” Quiroga, que fuera vicepresidente de Hugo Bánzer y luego Presidente para completar el período tras el fallecimiento del general. Quiroga ha transitado por más de cinco alianzas y partidos de derecha, para postular ahora por un desvaído pero legal Frente Revolucionario de Izquierda, transformado en derechista por su abanderado.

A inicios de este año, existió la posibilidad de una alianza de centro y derecha, liderada por el expresidente Carlos Mesa y con el respaldo, desde la cárcel, del gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho. Pero las ambiciones personales prevalecieron y Mesa declinó competir. Quiroga fue el primero en romper el pacto para presentar su candidatura, al igual que Samuel Doria Medina, dueño de una de las mayores fortunas bolivianas. Ambos, recurrentes y fallidos candidatos a la presidencia.

Al otro lado del espectro, entre las facciones del dividido MAS (Movimiento al Socialismo), está el expresidente Evo Morales, abandonado por quienes fueran sus principales colaboradores y por la cúpula de su partido, controlada por el Presidente Luis Arce. Evo permanece refugiado en Chapare, impedido de competir por una orden de captura por abuso de menores y por disposición constitucional que impide postular a quienes han gobernado por más de dos períodos consecutivos.

Al comprobar que en las encuestas apenas llegaba a 5%, Arce renunció a su reelección, postulándose como senador por La Paz y apoyando como abanderado del MAS a su ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo: un abogado de 36 años, enconado crítico de Evo, conocido en nuestro país como firmante de un convenio de cooperación para la reconducción de migrantes irregulares suscrito por los entonces subsecretario, Manuel Monsalve, y ministra del Interior, Carolina Tohá. De la baja adhesión a Del Castillo, surgió la candidatura de Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, considerado hasta entonces predilecto de Evo. También de 36 años, graduado en ciencias políticas, se independizó y lanzó una postulación que ha ido tomando fuerza, proclamado por el Movimiento Tercer Sistema, formado por disidentes del MAS.

La definición de quiénes podrán competir en las elecciones de agosto depende de los inminentes fallos del Tribunal Electoral sobre las impugnaciones que afectan a varias candidaturas, incluidas las de Doria Medina y Rodríguez. Todo, en medio de una profunda crisis económica, escasez de dólares, agotamiento de las reservas internacionales y grandes protestas por la falta de combustible.