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Lunes 26 de mayo de 2025
Equilibrio fiscal como defensa nacional
Señor Director:
El resurgimiento del proteccionismo en EE.UU., impulsado por discursos que amenazan con aranceles generalizados, tensiona nuevamente la economía global. Pero más allá del frente comercial, existe un riesgo financiero mayor: la posible reacción de los principales acreedores de EE.UU. Hoy, cerca del 25% de su deuda pública —más de 8,5 billones de dólares— está en manos extranjeras, y una proporción similar vence en los próximos 12 meses.
Si países como China, Japón o miembros de la Unión Europea decidieran no renovar parte de esos vencimientos, el impacto sería inmediato: alza en tasas globales, depreciación del dólar y encarecimiento del financiamiento. El golpe sería severo no solo para EE.UU., sino también para sus acreedores.
Este escenario afectaría especialmente a países con déficits fiscales altos, bajo ahorro interno y fuerte dependencia externa. Chile lamentablemente reúne esas condiciones: pasamos de un superávit estructural de 1,1% del PIB en 2022, a un déficit de 3,2% en 2024. El Fondo de Estabilización cayó a US$ 3.618 millones tras retiros por más de US$ 2.400 millones, y el Consejo Fiscal Autónomo cuestionó el incumplimiento de la meta fiscal de 2024.
El equilibrio fiscal exige un Estado austero y eficiente. Los más de 25.000 funcionarios que viajaron con licencia médica, la paralización de proyectos por trabas absurdas —como unos naranjillos en Penco—, y los $6.000 millones entregados a la Fundación Procultura, hoy investigada por fraude al fisco, muestran distorsiones que requieren cirugía mayor. No parece entenderse la magnitud del entorno que podríamos enfrentar si los riesgos se materializan. Ordenar las cuentas públicas es hoy una verdadera estrategia de defensa nacional.
Fernando Massú Taré
El resurgimiento del proteccionismo en EE.UU., impulsado por discursos que amenazan con aranceles generalizados, tensiona nuevamente la economía global. Pero más allá del frente comercial, existe un riesgo financiero mayor: la posible reacción de los principales acreedores de EE.UU. Hoy, cerca del 25% de su deuda pública —más de 8,5 billones de dólares— está en manos extranjeras, y una proporción similar vence en los próximos 12 meses.
Si países como China, Japón o miembros de la Unión Europea decidieran no renovar parte de esos vencimientos, el impacto sería inmediato: alza en tasas globales, depreciación del dólar y encarecimiento del financiamiento. El golpe sería severo no solo para EE.UU., sino también para sus acreedores.
Este escenario afectaría especialmente a países con déficits fiscales altos, bajo ahorro interno y fuerte dependencia externa. Chile lamentablemente reúne esas condiciones: pasamos de un superávit estructural de 1,1% del PIB en 2022, a un déficit de 3,2% en 2024. El Fondo de Estabilización cayó a US$ 3.618 millones tras retiros por más de US$ 2.400 millones, y el Consejo Fiscal Autónomo cuestionó el incumplimiento de la meta fiscal de 2024.
El equilibrio fiscal exige un Estado austero y eficiente. Los más de 25.000 funcionarios que viajaron con licencia médica, la paralización de proyectos por trabas absurdas —como unos naranjillos en Penco—, y los $6.000 millones entregados a la Fundación Procultura, hoy investigada por fraude al fisco, muestran distorsiones que requieren cirugía mayor. No parece entenderse la magnitud del entorno que podríamos enfrentar si los riesgos se materializan. Ordenar las cuentas públicas es hoy una verdadera estrategia de defensa nacional.
Fernando Massú Taré
