Señor Director:

Me permito responder a la misiva (jueves) del señor Erwin Buckel, quien celebra la masividad y paz con que se desarrolla el rodeo en nuestro país, contrastándolo con los lamentables sucesos de la antesala del partido entre Colo Colo y Fortaleza, y las medidas de seguridad que requiere nuestro fútbol.

En primer lugar, son espectáculos deportivos distintos, que congregan una cantidad de gente a escalas que no revisten comparación. Los conciertos, por ejemplo, que suelen ser mucho más masivos y, generalmente, se llevan a cabo con tranquilidad, también se resguardan en amplias medidas de seguridad.

En segundo lugar, pareciéramos olvidarnos que la semana pasada, antes de lo ocurrido en las inmediaciones del estadio Monumental, fue viralizado un video que retrató imágenes burdas, patéticas y cobardes; entre “deportistas” de esta “ejemplar” actividad, que al no estar conformes con los novillos que les dieron para correr (cual objeto material), protagonizaron una violenta pelea, en la que incluso utilizaron a sus caballos para agredirse, a vista y paciencia de todo el país y de los presentes en la medialuna de San Vicente de Tagua Tagua, no muy lejos de la de Rancagua, donde se realizó el aclamado Champion.

Por último, sin ánimos de reavivar un debate que, como bien dice el señor Buckel, año a año es tema, esta “minoría” que critica la actividad —según las encuestas— corresponde a más del 70% de los chilenos, quienes no comparten ni se sienten representados por ella. Cabe mencionar también que esta “fiesta deportiva y costumbrista”, supuestamente representativa, fue rechazada por el Comité Asesor del Patrimonio Cultural Inmaterial de nuestro país para ser incluida como patrimonio cultural de Chile, comprobado el estrés y maltrato al que son expuestos los animales, aunque corran una sola vez en esta jornada deportiva tan alegre.

Juan Pablo Besa G.