Que la generación que hoy nos desgobierna pone de manifiesto defectos gravísimos, es cuestión varias veces comentada en este espacio.
No solo estamos en presencia de personas inmaduras, inexpertas y soberbias, sino que, además, sus concepciones teóricas han sido por completo capturadas por esa niebla mortífera que es el neo-marxismo.
Pero, de ellos, ya basta, ya es suficiente. Cambiemos ahora nuestra mirada hacia sus contemporáneos, pero “en el lado de acá”, en el mundo de las derechas, entre los conservadores, los liberales, los libertarios, los socialcristianos y otras faunas declaradamente opositoras.
¿Qué está pasando ahí? ¿Qué formación y qué convicciones exhiben mayoritariamente los jóvenes que podrían ser llamados a ocupar cargos de responsabilidad en el próximo gobierno?
Existen casos notables de profesionales treintañeros, de solidez doctrinaria y de evidentes virtudes humanas, y que practican un admirable afán de servicio. Son jóvenes profesionales republicanos, de la UDI, de RN, socialcristianos y libertarios, que —sabiéndolo o no— emulan ese llamado de Jaime Guzmán a servir a Chile por encima de intereses mezquinos y a través de variados sacrificios.
Pero, pero... es frecuente toparse también con muchísimos otros que desdeñan la formación intelectual, que desprecian el crecimiento personal, y que prefieren el camino rápido en un cargo partidista o en una candidatura local, sin poseer ni siquiera los rudimentos de una imprescindible formación. Recuerdan el acertado título del libro señero de Axel Kaiser: “La fatal ignorancia”.
Ya los vimos en gobiernos recientes, en esas administraciones que se decían “del sector”: numerosas personas que ocuparon cargos de alta responsabilidad carecían de los marcos conceptuales imprescindibles, a lo que se sumó, en no pocas oportunidades, un modo de comportarse timorato o entreguista. Parafraseando a Kaiser, podría decirse que padecían de una “fatal debilidad”.
Dejemos ya los lamentos sobre el pasado. ¿Se está realizando hoy una tarea formativa que permita, como lo advierte Aristóteles en la primera página de La Política, “remontarse al origen de las cosas y seguir atentamente su desenvolvimiento”, como “el camino más seguro”? ¿Hay programas de formación de esos jóvenes que quieren ser actores públicos? ¿Existen planes destinados a dotarlos de los instrumentos que les permitan servir eficazmente a Chile en el presente y en un futuro aún más exigente?
Desde 1998 a 2016 me correspondió trabajar, en sociedad con la Fundación Jaime Guzmán E., en programas formativos desde Copiapó a Puerto Montt. Varios actuales diputados pasaron por esas instancias y, en la última elección, al menos una decena de aquellos jóvenes postularon a ser gobernadores, alcaldes o concejales, en La Ligua, Viña y Valparaíso, en Santiago, Concepción, Valdivia y Puerto Montt. Esa tarea se ha continuado en Foro Republicano desde 2016 a la fecha, y este año se dará un paso adelante muy importante.
En efecto, cuatro jóvenes profesores universitarios van a iniciar en pocos días más su programa de formación en lecturas, cada uno con un tutor que los recibirá semanalmente para comentar —en este primer año— las principales obras griegas, romanas y del cristianismo primitivo. En los tres años sucesivos, seguirán trabajando con obras de las épocas posteriores, hasta llegar al mundo contemporáneo. Y, cada año, se admitirá a una nueva camada de cuatro jóvenes más.
¿Qué van a hacer esos profesionales con esa formación? Ellos verán; su conciencia se los indicará. Pero la nuestra, en Foro Republicano, estará tranquila, porque se habrá intentado ayudarlos a “remontarse al origen de las cosas”.