Es posible que el partido amistoso jugado el sábado por la selección chilena ante el débil equipo B de Panamá no haga mayor historia.
Seguro que apenas se convertirá, quizás, en el triunfo más holgado de la era Ricardo Gareca (será difícil encontrar un rival más débil) y para varios jugadores nacionales que pisaron el césped de Ñuñoa será el partido de debut (¿y despedida?) con la Roja adulta.
Más que eso, este encuentro no marcará mucho, salvo que Gareca haya detectado un puñado grande de jugadores para sumar al plantel que jugará la última parte de las eliminatorias, algo que, a primera vista, parece complicado.
Lo cierto es que más allá de la verdadera ganancia que supuso para Chile golear a Panamá, hubo un aspecto que bien vale considerar: el debutante delantero Nicolás Guerra hizo tres goles, una marca destacable desde todo punto de vista que, de alguna manera, provocó entusiasmo, desmedido quizás, al punto de considerar ahora al artillero de la U como la esperanza de gol que tanto requiere la selección.
¿Es así? ¿De verdad un debut goleador garantiza un desarrollo posterior de igual nivel?
Por supuesto que no. Es verdad que marcar tres goles en una selección, aunque el rival sea débil, denota cierto grado de calidad y promueve la esperanza futura. Pero ello no es suficiente si no existe, paralelamente, un crecimiento en su carrera.
Es cosa de ver qué pasó con Juan Alcántara y Sebastián Pinto, los dos atacantes chilenos que, antes de Nicolás Guerra, marcaron tres goles en su debut en la selección nacional.
Alcántara era figura de Audax Italiano cuando, en 1946, fue traspasado a Colo Colo en una cifra récord: 50 mil pesos para el club audino y 40 mil para el jugador.
A esas alturas, el atacante había sido goleador del torneo nacional (en 1944, junto al colocolino Alfonso Domínguez) y participado ya en dos torneos sudamericanos por la Roja: el de 1945 (tercero), en el que hace tres goles ante Ecuador (6-3), en su estreno en la Roja, y uno ante Bolivia, y el extraordinario de 1946 (quinto) y en el que el viñamarino no juega.
Pero su paso en el conjunto albo fue el cierre de carrera de Juan Alcántara, porque si bien en el campeonato de 1946 hizo 16 goles en 26 partidos, el mediocre sexto puesto logrado por Colo Colo le abrió la puerta de salida del club albo. Nunca más volvió a jugar, pese a tener recién 26 años.
El caso de Sebastián Pinto es más cercano.
El atacante tuvo una explosiva temporada en Universidad de Chile en 2007 y al año siguiente se fue a Santos de Brasil.
Recién en 2011 debutó por la selección e hizo tres goles a Paraguay y al año siguiente fue nominado por Borghi para jugar eliminatorias.
Pero de ahí, todo fue cuesta abajo para Pinto quien en 2019, tras pasar con irregularidades por varios clubes, se retiró a los 33 años.
Para Juan Alcántara y Sebastián Pinto una noche de gloria en la selección no fue nada más que un recuerdo atesorado.
Nicolás Guerra tiene el desafío de romper la tendencia.