Se sabe ya que Ricardo Gareca no es un tipo fácil de seguir a la hora de sus nominaciones.
El seleccionador siempre sorprende porque, más allá de que él señala que piensa en el o los rivales que vienen cuando confecciona una lista de citados, el medio nunca está preparado para sus llamados y generalmente se muestra confundido con estas decisiones del DT argentino.
Ha pasado en todos los partidos eliminatorios, con la Copa América y ahora con ocasión de un encuentro amistoso: el que se jugará este sábado en Santiago ante Panamá.
Esta vez, por cierto, Gareca tenía una limitante: al no ser fecha FIFA, solo puede disponer de jugadores del medio local.
Entonces, el seleccionador tenía dos caminos más o menos lógicos: llamar a jugadores que él siente tienen hoy un nivel acorde para enfrentar los próximos desafíos (las eliminatorias vuelven en marzo con los partidos ante Paraguay y Ecuador) o armar un grupo para sumar alternativas reales al plantel que ya está logrando recambio.
Claro, había una tercera opción que no parecía tan lógica pero que hay que considerar: estructurar un plantel que sea armado sí o sólo para jugar este partido. Para salir del paso.
Y, sin menoscabar la labor que pueda haber realizado Gareca y su cuerpo técnico estos días de verano en Buenos Aires, con la familia al lado y la parrilla prendida, parece ser que esta nómina para jugar ante los panameños se parece más a la tercera vía: la de sacarse el trámite para jugar un partido que no tiene ninguna relevancia para el estratega argentino.
Y es que es cosa de analizar la lista de manera rápida y uno se encontrará no con una idea central que se haya convertido en la base, sino que varias pequeñas aspiraciones que ramifican en forma desordenada y entrópica para diversos lados.
Veamos algunos de esos. Los llamados de Marcelo Díaz y Charles Aránguiz parecen más el justo equilibrio a las nominaciones ya consistentes de Arturo Vidal y Mauricio Isla. Acá, y sin desmerecer a los dos volantes azules que fueron figuras de su equipo en 2024, hay más un tufillo de recompensa y premio que de real deseo de revivirlos en la Roja. Al menos en el mediano plazo.
Sigamos. Gareca llamó esta vez a muchos jugadores de Colo Colo (demasiados, porque no todos están pasando por un buen momento) y por eso hay una especie de intención de “compensar” a los otros equipos “grandes” con llamados francamente extraños y debatibles como el del defensor de la U Ignacio Tapia y el del volante de la UC Alfred Canales, que el año pasado ni siquiera fueron titulares de sus equipos.
Lo último, ¿Pablo Aránguiz? ¿Steffan Pino? ¿Nicolás Guerra? ¿Erick Wiemberg? ¿Esteban Matus? ¿Alguno de ellos en verdad puede ser considerado hoy como alternativa siquiera en un proceso que aspira a ser mundialista? ¿De verdad?
Para eso, mejor llamar jugadores que tengan cierta proyección o den algún indicio de que pueden culminar su proceso de evolución.
Pero no, acá se optó, en buen chileno, por sacarse el cacho para enfrentar un partido que nadie, ni siquiera el entrenador, tiene muchas ganas de jugar.