Que las cosas están mal en el fútbol chileno es un hecho, no una apreciación. Tan cierto es que ya le va quedando poco de chileno. Dominado por los mercaderes de futbolistas, muchos de ellos extranjeros, transformados en propietarios de clubes, tienen a la jerarquía directiva a sus pies. El Consejo de Presidentes, así las cosas, es el representante de los intereses de esos propietarios.
Por cierto, algo hay que hacer o, al menos, por algo hay que empezar. Aunque la inquietud del mundo político por la cosa futbolística no es habitual, en estos días surge una iniciativa que abre un camino serio: la separación de la ANFP y la Federación. Es cierto que esto se ha planteado desde hace años, pero ahora tiene el respaldo de sectores del Congreso. El vicepresidente del Senado, Matías Walker, es autor principal de un proyecto de reforma a la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales.
El senador es aficionado al fútbol y a ello se debe, seguramente, su interés. Pero no está completamente seguro del éxito de su proyecto. ¿Por qué? Porque en las altas jerarquías del fútbol la idea no gusta. Lo que no debe sorprender, pues a esas alturas el aire está siempre enrarecido —ya se sabe lo que hace la falta de oxígeno al cerebro— y las buenas ideas no son bien recibidas.
El senador cree que es bueno que Pablo Milad asista al Congreso y declare sus temores frente al mundo político. ¿A qué le tiene miedo Milad? A la FIFA. Según el dirigente, la organización mundial nos castigará si permitimos una injerencia de la política en el fútbol. Incumplir la regla implica “una suspensión internacional de la Federación y cancelación de toda participación. Eso incluye la participación de los clubes en Conmebol y podríamos perder opción de ir al Mundial”.
Milad advierte que esto se lo hizo ver al ministro del Deporte, Jaime Pizarro.
Curiosamente, Walker dice: “Queremos agradecer también a Jaime Pizarro por las indicaciones que enriquecieron este proyecto: separar la Federación de Fútbol de Chile de la ANFP…”.
En lo concreto, el proyecto de reforma a la Ley 20.019 avanza en su trámite legislativo y el lunes cerró el plazo para agregar indicaciones.
Quien ha aportado la visión del buen sentido (conocido también como sentido común) es el presidente de Cruzados, Juan Tagle, quien ha dicho que esto debe resolverlo el fútbol, pero que nunca lo ha visto en alguna tabla del Consejo de Presidentes. Esto último resulta increíble.
Y en cuanto a posibles castigos de la FIFA, sus estatutos son muy generales al respecto. En el artículo 15 del título “Estatutos de las Federaciones miembros”, dice que estas deberán actuar con “Independencia y prevención de interferencias políticas”. Y estar atentas a la “prevención de conflictos de interés en la toma de decisiones” (¿hay algo que no esté libre de estos conflictos en Chile?).
Lo que en realidad debería hacer la FIFA es enjuiciar a los dirigentes chilenos que han permitido que la organización nacional haya caído en manos extranjeras inescrupulosas. Y castigarlos duramente.