Hace pocos días Miguel Ramírez dijo algo muy interesante en una entrevista. “Cheíto” trasmite generalmente conceptos de interés y ahora se explaya desde la alegría de su mejor campaña como entrenador: la llegada con Iquique a la opción de Copa Libertadores. Gran jugador de Colo Colo, con celebrado paso a la Católica y seleccionado nacional por 12 años, Miguel Ramírez habla con propiedad de todos los temas.

Decía: “Al principio trataba a todos los jugadores por igual y aprendí que todos tienen un chip distinto donde uno puede entrar, hacer clic y que se comprometa con la propuesta”. Y explica que unos se entusiasman con la pizarra, otros con los videos, otros con un café, otros en una cancha, o con hablar de la vida. Esto porque los futbolistas “primero son personas y luego jugadores”.

La serena lucidez del hoy entrenador me hace recordar a Manuel Vélez Samaniego, ese gran dirigente, un hombre reflexivo y creador. Tiene tanta razón “Cheíto”: todos los seres humanos reaccionamos de manera diferente a los mismos desafíos, metas o propuestas. Porque somos diferentes. Habemos valientes y cobardes, flexibles y rígidos, alegres y tristes, optimistas y pesimistas. En todas las actividades y profesiones.

En lo personal, a este columnista le apasiona la investigación, la búsqueda de la raíz de los hechos y la relación entre los sucesos.

Ayer, por ejemplo, con vistas a lo que viene para nuestra Selección y para Ricardo Gareca, pude consignar que desde el año 2020 hemos tenido 5 seleccionadores. En orden cronológico: Reinaldo Rueda, Martín Lasarte, Eduardo Berizzo, Nicolás Córdova (incidentalmente) y Gareca. Promedio de permanencia menor a un año.

Esos datos, por cierto, todos lo sabemos. Lo novedoso me surgió cuando quise precisar quiénes aún siguen en actividad en este lapso. También sabemos quiénes son los jugadores de esta etapa. Pero me encontré con un nombre del que ya ni me acordaba, que está hace tanto tiempo y que es más importante que cualquier entrenador, pues él los contrata y los despide. Se trata, obviamente, de Pablo Milad. Fue elegido el 30 de agosto de 2020 y desde entonces ha despedido a tres entrenadores. ¿Será “el mundo al revés”?

Somos distintos. Mario Salas, por ejemplo, ha tomado con serenidad su despido de Ñublense. Un caso para indignar a cualquiera: no renovar el contrato del técnico que llevó a su equipo a Copa Libertadores, algo que es más que un sueño en Chillán, parece un gigantesco despropósito. Pareciera que Salas entró en conflicto con el dueño del club, Sergio Gioino, exfutbolista argentino y representante de jugadores (¡otro más!), por asuntos vinculados al mercadeo de futbolistas.

Sin embargo, el “Comandante” no se calienta la cabeza y se va a Viña a disfrutar del verano con su pareja, la personal trainer Nathalie Pizarro. Viéndolos en fotografías cualquiera entiende que hay cosas mejores que entrenar a Ñublense. O al Real Madrid.

Somos distintos. Guillermo Pereira, ahora papá, baja las revoluciones de su carrera golfística internacional por sus nuevas obligaciones familiares, al paso que Joaquín Niemann sigue girando el globo para ganar torneos en todos lados acompañado de su esposa, Christina Hellema, arquitecta y modelo. Los dos quieren ser los mejores del mundo, pero son distintos y generan distintas circunstancias.

Somos distintos.