Mañana es el día. O la noche. La fecha es 10 del 10. ¿Y quién será el 10 de Chile? El conductor, el organizador, el armador; en otras palabras, el líder, el que antes llevaba el 8, como el “Cua Cuá” Hormazábal o el “Chamaco” Valdés. Hoy, en cambio, el 10 no tiene apellido ni apodo (ni número, porque ahora cualquiera lleva cualquier número).
Desde hace bastante tiempo, y en especial desde que asumió Ricardo Gareca, se viene insistiendo en que, por sobre todas las consideraciones posibles, no tenemos un líder. El déficit es destacado en entrevistas y análisis en todos los medios. El líder, en estricto rigor, puede ser cualquiera de los once, desde el arquero hacia adelante, aunque en la retina de todo aficionado suele estar en el medio terreno.
En estos días, aceptado ya que no hay más generación dorada, el tema es durísimo, por lo futbolístico y lo emocional. Charles Aránguiz ni contestó a su convocatoria y eso resulta muy doloroso. Eduardo Vargas, aunque siga haciendo goles, tampoco es líder. Y Arturo Vidal, que anda muy bien en Colo Colo y que podría ser el más indicado para el papel, ofendió al entrenador y se salió solo de cualquier convocatoria.
Este caso obliga a recordar el tiempo en que se reclamaba por nuestra falta de habilitadores que entregaran “con ventaja” a los delanteros. Y esto se debía a la ausencia de delanteros que pudieran ganar duelos personales. El pase, entonces, debía sacar de la acción al defensa contrario. En fin, que siempre nos ha faltado y nunca nos ha sobrado.
La nómina para mañana y el martes próximo ha sido una de las más comentadas de los últimos tiempos. Se ha dicho, por ejemplo, que esta convocatoria puede leerse como el comienzo de la despedida de Gareca. Porque no llamó a Ben Brereton, porque llamó a muchos jugadores de Colo Colo y de la U y otras rarezas. Hay que pensar que el técnico argentino vino al país con un solo objetivo: clasificar al Mundial. Única meta. Nada de renovación ni de algún otro propósito ajeno a la clasificación.
No es fácil y además siempre surgen otros inconvenientes. Como las lesiones de última hora de Marcelino Núñez, que venía de marcar un gol impresionante para Norwich, y Gabriel Suazo. El seleccionador decidió reemplazar en la nómina a Núñez y convocó a Ulises Ortegoza, argentino por su padre y chileno por su abuela, al que ya había preseleccionado para la Copa América este año.
La coyuntura tampoco ayuda, por la coincidencia de la fecha FIFA con el apasionante cierre de nuestro campeonato, que impedirá la presencia de Carlos Palacios en la disputa de puntos vitales de Colo Colo para ganar la corona, legítima y preciada aspiración suya.
No es solamente cosa de Chile. También tiene sus problemas Brasil, con su técnico paulista Dorival Junior en la cuerda floja y dependiente de sus resultados en esta fecha. Y los tiene Uruguay, con Marcelo Bielsa cuestionado por algunos de sus dirigidos y defendido por otros.
¿Quién vive tranquilo en estos días?