Como se sabe, Perú es tierra de brujos. Se dice que lo era en la época virreinal, pero lo cierto es que los brujos proliferan hoy también en su tierra. Usan magia blanca, negra y vudú. Normalmente se emplean para cuestiones amorosas, atrayendo al esquivo(a) mediante “amarres”. Pero, piensa uno, la magia negra no debe servir para eso. ¿Para qué servirá? Para maldiciones, piensa el que no sabe de estas cosas.
Entre los aficionados peruanos al fútbol debe haber muchos creyentes en las magias, por lo que es posible que Ricardo Gareca haya sido víctima de alguno después de su criticado abandono de su selección nacional. ¿Habrá sido la maldición “Que te vayas a dirigir a Chile”?
Cierto o no, es lo que le ha pasado al “Tigre”. Se vino y usted ve cómo está la cosa.
Para la nueva fecha clasificatoria, el celebrado técnico argentino ha entregado la nómina para enfrentar a Brasil y Colombia. Al primero en Chile y al segundo en Barranquilla. Como antecedente puede decirse que hoy a Brasil le puede ganar cualquiera y que Chile puede perder con cualquiera. O sea, no tenemos muy luminosa nuestra marcha hacia el Mundial, carrera en la que somos actualmente penúltimos.
Como también se sabe, hubo jugadores que no aceptaron ser nominados; ni siquiera contestaron el teléfono, según el entrenador. Se apunta a Charles Aránguiz, quien, como Príncipe, no participaría en un elenco tan plebeyo. Pero pareciera que otros dos tampoco aceptaron.
Por su parte, el DT no llamó a su arquero preferido, Gabriel Arias, que anda muy bien en el arco de Racing… ¿Por qué? “Arias no está porque así lo resolví”.
Como se puede ver, las cosas están mal en nuestro fútbol desde la cabeza a los pies, desde la selección hasta las series formativas, según se amenazó con el proyecto de eliminación de un par de series de sus competencias.
No puede dudarse de que se trata de una crisis terminal.
A las personas vinculadas o cercanas al deporte no nos gusta que este se mezcle con la política y menos que sea intervenido por la autoridad administrativa. Sin embargo, parece razonable que el Gobierno tome cartas en el asunto. ¿Sabe por qué? Porque el ministro del Deporte es un hombre de sus filas y concretamente del fútbol. Jaime Pizarro fue futbolista y seleccionado, conoce las entrañas del fútbol y no debe estar contento ni tranquilo con lo que está pasando, porque en esta historia Gareca no es el único maldito…