Por Sebastián Claro
El tremendo rebote en la bolsa china de esta semana eclipsa una novedad de marca mayor: India fue coronada recientemente como la economía emergente más relevante en uno de los principales índices accionarios del mundo. Esto es un hito significativo. Con un nombre casi indescifrable, el MSCI ACWI IMI (All Country World Index, Investable Market Index) es un índice que pondera la importancia de los 47 mercados accionarios más grandes de acuerdo con las oportunidades que ofrecen. Aunque la relevancia de India en estos mercados es todavía pequeña (2,4%), el hecho de superar por primera vez a China (2,2%) es una señal del reordenamiento económico y geopolítico que estamos presenciando.
El avance de India en las últimas décadas ha sido sustantivo. Desde 2014, es el cuarto país del mundo que más ha crecido dentro del grupo de países con más de 20 millones de habitantes, después de Etiopía, Costa de Marfil y Bangladesh. Excluyendo los años raros del covid, el crecimiento de India —de 6,9% por año— fue el tercero más alto del mundo, avanzando nueve puestos desde la década inmediatamente anterior y superando holgadamente a China.
Este fuerte dinamismo le ha significado una importante llegada de capitales, tanto de inversión directa como a través de instrumentos financieros. Esto último explica, por ejemplo, que la bolsa de India haya crecido como la espuma en los últimos años, mientras las de países emergentes han tenido años para llorar. Como botón de muestra, la bolsa india acumula una subida de 74% desde 2021, mientras que la de Brasil solo ha subido un magro 5% en ese período, y la china ha caído 17%, aun después de la brutal corrección al alza de estos días.
Superar a China, aunque solo sea en uno de los índices globales, es señal de que India va para arriba y que el estancamiento de China es cosa seria. El desorden del país de mayoría hindú abre oportunidades atractivas para los inversionistas globales, mientras que el excesivo orden y control de Xi está opacando los años de auge y levantando dudas sobre el devenir de ese país. No en vano, los dólares —tanto de extranjeros como de los locales— han estado saliendo de ahí.
De las muchas implicancias de este movimiento tectónico —del que por cierto nada está escrito— es que los esfuerzos de Chile por penetrar más fuerte en India no deben quedarse atrás. Es en sí un mercado atractivo, y sirve como base para diversificar el comercio, las inversiones y las relaciones políticas. Los privados interesados en diversificar deberían reservar sus vuelos a Delhi, y desde el sector público, una próxima gira presidencial pasar por India junto con Tokio y Beijing, señalizando la importancia de repartir los huevos en distintas canastas.