Señor Director:

Tras conocerse la naturaleza de los vínculos con el abogado Luis Hermosilla, es evidente que la ministra Vivanco ha dejado de dar las garantías de imparcialidad para ejercer su cargo. Así lo demuestra el solo hecho de que, a petición de Hermosilla, estuviera dispuesta a integrar la Segunda Sala Penal para resolver una causa afín al abogado.

En ese sentido, el actuar de la ministra ha asestado un duro golpe a la legitimidad de la Corte Suprema. Que la ministra renuncie sería un acto de reparación con el Estado de Derecho. De lo contrario, quedan el camino disciplinario o la acusación constitucional.

A diferencia de algunas acusaciones pasadas, en las cuales se discrepaba del contenido de decisiones jurisdiccionales, esta acusación estaría justificada dado el actuar de la ministra y su infracción al deber de imparcialidad.

Sin embargo, de no producirse la renuncia, pensamos que lo óptimo para restaurar la confianza es que el propio Poder Judicial sea el que enmiende el rumbo, tal y como muestra la decisión de abrir un cuaderno de remoción adoptada por el pleno de la Corte Suprema.

José Miguel Aldunate
Juan Francisco Cruz
Observatorio Judicial