Señor Director:
Si bien no es usual que personas en la esfera pública tengan la oportunidad de revisar el texto de una entrevista antes de su publicación, esto sucedió con la realizada por su medio a la profesional Isabel Amor, quien el 30 de julio envió voluntariamente un borrador al equipo nacional de Sernameg al que recién se sumaba.
En dicha versión de la entrevista se incluían declaraciones respecto de delitos de lesa humanidad que, comprensibles para una hija, no lo son para una autoridad pública. Grande fue nuestra sorpresa al ver la versión editada, que fue publicada el pasado 10 de agosto, una semana después de la decisión de la directora nacional de Sernameg de removerla por pérdida de confianza. Contrario a lo publicado en vuestro medio —sin consultar la versión del Servicio— que insinúa una hipótesis de discriminación “por parentela”, tal pérdida de confianza se debe no solo a tales dichos, sino a varios hechos disonantes con su inicial disposición durante el proceso de selección de Alta Dirección Pública, tal como fueron detallados por Sernameg en oficio dirigido a la comisión de DD.HH. de la Cámara de Diputados.
Por supuesto, tales modificaciones al texto forman parte de las libertades editoriales plenas del medio, pero nos parece importante señalar que no por editado lo dicho desaparece. Esto es lamentable sobre todo para las personas que de buena fe han tomado posición en base a información imprecisa e incompleta sobre lo sucedido y a una entrevista que omite dichos relevantes.
Desde 2022 el Servicio Nacional de la Mujer ha trabajado de la mano del Servicio Civil para tener titularidad en la mayoría de sus cargos, mejorar el clima laboral y las condiciones de las trabajadoras, además de recuperar las recomendaciones favorables para su oferta programática, fortalecer la rendición de sus programas ejecutados ante Contraloría y, sobre todo, asumir los nuevos desafíos que se enfrentan ante los avances conseguidos.
Seguiremos en ese camino.
Antonia Orellana
Ministra de la Mujer y la Equidad de Género
N. de la R. Parece haber una confusión en la carta de la ministra Orellana. Isabel Amor aceptó por primera vez conversar con el periodista de Sábado en junio de este año, cuando ella aún trabajaba en el INDH y estaba siendo objeto de fuertes críticas en las redes sociales luego de conocerse la ratificación de la condena judicial contra su padre. De ese primer diálogo surgió un borrador —al que parece aludir la ministra—, el cual no fue nunca publicado y al que siguieron nuevas conversaciones con la entrevistada. En ese mismo período, Isabel Amor fue seleccionada —luego de postular vía ADP— para un nuevo puesto en el Servicio Nacional de la Mujer de Valdivia, a donde se trasladó. Fue después de ello que, al hablar una vez más con el periodista en relación con la entrevista, le contó que había sido despedida 48 horas después de asumir sus nuevas tareas, luego de que les informara a sus superiores respecto del texto en cuestión.
Naturalmente, este cambio abrupto de circunstancias, cuya relevancia pública es evidente, obligó a actualizar y formularle nuevas preguntas, incorporando el episodio de su exoneración y su reacción al respecto. Tal es el texto que fue publicado el sábado pasado. Por cierto, tanto en la conversación inicial recogida en el borrador como en la entrevista final, Isabel Amor expresó siempre su absoluto rechazo a las violaciones a los derechos humanos y su respeto a las familias de las víctimas, así como a las resoluciones judiciales. No corresponde a “El Mercurio”, sino a la autoridad política explicar las razones de la pérdida de confianza argüida para removerla de su cargo apenas dos días después de asumir, cuestión que ha generado justificada inquietud pública y que no se despeja con esta carta.