Interrogantes surgen de la falta de contacto entre el Presidente Gabriel Boric y el Presidente Javier Milei en su visita a Santiago, con ocasión de la celebración del primer trillón de pies cúbicos de gas argentino transportados por el gasoducto de Gas Andes.
El evento y la visita de Milei parecen justificados. El gasoducto, construido durante los gobiernos de los presidentes Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Carlos Menem, transporta parte importante del consumo nacional de gas natural. El total del gas argentino representa cerca del 50% del total importado, equivalente a cerca de 1.000 millones de dólares anuales, el principal rubro del intercambio comercial entre Chile y Argentina.
Después del infausto corte del suministro de gas que perjudicó a cientos de miles de hogares y centenares de industrias chilenas, decretado unilateralmente por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, con la construcción de los terminales de regasificación de GNL en Quintero y Mejillones, Chile quedó en condiciones de importar gas de otros mercados mundiales. Poco razonable parecería que el vecino gas trasandino, que crecientemente podría provenir del yacimiento Vaca Muerta, se continúe negociando en contratos a corto plazo y a precios muy parecidos a los del gas natural licuado, proveniente de Estados Unidos, su principal competidor.
Las visitas privadas de jefes de Estado con propósitos ajenos a los oficiales son frecuentes y van en aumento en otros países. En nuestro caso, están contempladas en el artículo 70 del Decreto N° 537 del 5 de diciembre de 2001.
La frecuente rigidez, burocratización y elevados costos de las visitas oficiales se comparan con las visitas privadas, que permiten mayor flexibilidad. Chile ha recibido visitas privadas de gran relevancia. La de mayor importancia fue la Cumbre de Líderes Progresistas en Viña del Mar, el 2009, en la que coincidieron entre otros los gobernantes de España, Uruguay, Brasil, Noruega, y Joe Biden, entonces vicepresidente de los Estados Unidos. Todos aprovecharon de reunirse con la Presidenta Bachelet.
La histórica, prioritaria, densa relación y la nutrida agenda de cooperación entre Chile y Argentina merecían que los presidentes Boric y Milei aprovecharan la ocasión para reunirse, aunque fuera breve e informalmente. Se apreció la asistencia al evento conmemorativo del gasoducto de los ministros de Relaciones Exteriores, los embajadores de ambos países y el ministro de Hacienda. Que la visita del Presidente Milei fuera intempestiva y privada no justifica la pérdida de una oportunidad de contacto presencial entre presidentes que comparten una de las fronteras más extensas del mundo.