En abril de 1935 se desarrolló en Santiago el noveno congreso ordinario de la Confederación Sudamericana de Atletismo. Y fue Chile el país que presentó la idea de realizar sudamericanos femeninos. Se aceptó la ponencia y empezó a practicarse en 1939.
¿Nos dice esta cita histórica que se les hizo fácil a las mujeres su incorporación al mundo deportivo en nuestro país? No, en absoluto. Ni fácil ni pronto, y en ningún mundo social. Ni en el laboral ni en el político (el derecho a voto lo obtuvieron recién en 1949), ni en el profesional.
Y ese camino difícil, al cabo de tantos años, tiene ahora, en nuestros días, su estación más preciada y luminosa: una medalla de oro olímpica, conseguida por una mujer tenaz y aplicada, Francisca Crovetto. Somos afortunados al ser testigos de este logro gigante.
Hubo muchas que fueron pavimentando el camino a las expectativas siempre amplias del país.
Ya antes del comienzo de las participaciones en los sudamericanos las chilenas mostraron capacidades y triunfos resonantes. En 1932, Raquel Martínez batió el récord sudamericano del salto largo y anduvo rozando el mundial. En el primer campeonato sudamericano con participación femenina fue designada capitana y ganó el salto largo.
En ese mismo torneo, hablamos de 1939, comenzó la carrera internacional de Ilse Bahrends. Impresionante, con los títulos en los campeonatos de 1943, 1945, 1946 y 1947. (Y recordwoman en 1939, 1940 y 1946). Puede usted anotar en esos mismos años a Edith Klempau, la rubia valdiviana, también notable a partir de 1939, cuando fue segunda en bala y tercera en disco. Y en 1941 fue nuevamente segunda en bala para superarse en 1943 en Santiago: ganadora en 80 metros vallas, en bala (con récord) y en jabalina. Notable también.
Impresiona el rendimiento de las chilenas en los años 1940. Betty Kretschmer fue campeona sudamericana de los 100 metros planos (1945 y 1946), 80 metros vallas (1946), salto largo (1946) y posta 4x100 m. Ursula Holle, también de Valparaíso, fue campeona sudamericana de la jabalina en 1945 y más tarde sería recordwoman del subcontinente.
Usted puede sumar otros nombres para la misma época. María Boecke, Christel Balde y Lore Zippelius en disco. En jabalina, Gerda Martin, Annegret Weller, Adriana Millard. ¡Qué notable herencia de una generosa inmigración!
Y poco después, con la llegada de los años 50 y la explosión del deporte en la sociedad chilena, surge la figura máxima de la chilena en el deporte con Marlene Ahrens, medallista de plata con su jabalina en los Juegos Olímpicos de Melbourne.
Hoy, el gran salto al oro de Francisca Crovetto. Y esperemos, que con la edad mejora la coordinación entre ojo y pulso, así es que podríamos verla en Los Angeles nuevamente…