A Chile lo asaltaron en Orlando. El árbitro colombiano Wilmar Roldán y los integrantes del VAR perjudicaron a la selección nacional, con dos decisiones que condicionaron el trámite del vital partido que la Roja disputaba ante Canadá.
Los audios del VAR establecen la ineptitud del equipo referil, que no advierte la agresión clara de Moise Bombito sobre Rodrigo Echeverría. Era expulsión en los cuatro minutos. Roldán sentencia las opciones del equipo de Ricardo Gareca en los 27, cuando echa a Gabriel Suazo por doble amonestación. La falta era dudosa, por lo que la tarjeta amarilla, luego de un largo protocolo, es impresentable.
El bochorno es total cuando se lee en el informe del juez que la eventual infracción del lateral izquierdo interviene un ataque prometedor. ¿Qué entiende Roldán por ataque prometedor?
Chile, condicionado, sumando su pobreza, careció de claridad para afrontar más de una hora de juego ante un adversario potente, físicamente superior, y salvó los muebles con pundonor, orden defensivo y una buena noche de Gabriel Arias. El arquero de Racing ratificó el porqué es uno de los mejores atajadores del torneo argentino, aunque esto casi no cuenta en nuestro medio, que suele vivir en un mundo paralelo.
La selección chilena se va de la Copa América eliminada en la fase de grupos después de dos décadas, con dos empates y una derrota ante el campeón del mundo. No hizo goles —.por primera vez desde 1917— y recibió un tanto. No es extraño. En sus últimos seis encuentros oficiales no convirtió. Una racha acompañada por escasas situaciones de riesgo. En este torneo hubo dos de Alexis Sánchez (Perú), dos remates de Rodrigo Echeverría (Argentina) y un zurdazo de Víctor Dávila (Canadá). De nada sirve la seguridad defensiva alcanzada, donde se contabilizan tres vallas en blanco en Santiago por las eliminatorias, si no hay peso en el ataque.
El facilismo no lejano nos recuerda que la culpa no era de Reinaldo Rueda y Eduardo Berizzo, quien sufrió un maltrato llamativo, en especial de entrenadores sin trabajo y exjugadores. El tiempo, que nunca miente, demuestra que la dificultad no estaba en la banca. Chile carece de jerarquía y alternativas de tres cuartos de cancha en adelante. Gareca ilusionó por los amistosos. No se calibró que son pleitos sin presión ni rigor competitivo. El “Tigre”, como sus antecesores, es un buen entrenador, pero choca con una realidad lacerante.
Consumada la eliminación, la Federación de Fútbol de Chile reclamó por el desempeño de Roldán con una carta digna de un equipo de liga (con respeto), donde se pierde seriedad en la enumeración de supuestos perjuicios sufridos. Había que ir directo a lo del sábado y con el reglamento en la mano, como se hizo en los párrafos finales.
Que no sorprenda lo que sucede. A menos de un mes del torneo sacaron al gerente de selecciones y la delegación viajó con una enorme precariedad, graficada en el papelón de la conferencia de prensa previa al cotejo ante los norteamericanos. Cuentan que Gareca reclamaba que en esos detalles también se ganan partidos. Roldán le dio la razón. ¿Y el punto de prensa de Pablo Milad en Orlando? Una vez más ratifica que no es el hombre para tamaña responsabilidad.