Las actuales Bases Curriculares de 1° Básico a 2° Medio tienen más de una década de antigüedad. Durante este período, tanto Chile como el mundo han experimentado importantes transformaciones, con mayor intensidad luego de los años de pandemia y su conocido impacto en nuestras sociedades y sus sistemas educativos.
Hoy nos vemos frente a la necesidad de avanzar hacia un currículum más pertinente, moderno y de vanguardia, capaz de responder a los requerimientos de un mundo en constante cambio, donde novedades como la inteligencia artificial anticipan significativas transformaciones en el mercado laboral y la industria científica y tecnológica.
Bajo ese encuadre, el Ministerio de Educación ha puesto a disposición de la ciudadanía una propuesta de Actualización de Bases Curriculares. Ella nace de una rigurosa evaluación de evidencia y experiencia comparada, y también de un robusto e inédito proceso participativo que superó las 800.000 personas a nivel nacional, entre ellas expertas y expertos en educación y actores que son parte del sistema educativo.
Es siempre saludable que una propuesta de cambio curricular despierte interés y genere discusión. Por su trascendencia, nuestra institucionalidad contempla un proceso riguroso y transparente para que cualquier modificación en esta materia se implemente en estabilidad y tenga un carácter de política de Estado. No es una decisión unilateral del Ministerio de Educación y tampoco depende de la inclinación de quien conduzca la cartera.
Este proceso de actualización curricular se enmarca en la Ley General de Educación y tiene como propósito fortalecer la formación integral de las y los estudiantes, considerando los cambios sociales, culturales y tecnológicos de la sociedad. La institución encargada de determinar las transformaciones al currículum escolar es el Consejo Nacional de Educación, cuya composición es reflejo de la diversidad de intereses y visiones de sociedad que también deben verse representadas en la revisión de las bases. Allí tiene lugar un proceso de discusión e iteración de cara a la sociedad y los actores del sistema, según procedimientos establecidos por ley y con apego a la evidencia.
Quienes conocen el campo educativo y sus procesos saben que las actuales bases ya cumplieron su ciclo curricular y también entienden el valor de haber considerado las necesidades y aspiraciones de las propias comunidades mediante un proceso participativo y la consulta que hoy está en curso. Por lo anterior, no es correcto sostener que la propuesta recién presentada es un intento de “cambio de paradigma” por vía administrativa, ni que el esfuerzo de actualización se aleja de las necesidades concretas de las escuelas.
Me gustaría invitar a toda la sociedad a evaluar esta propuesta de Actualización Curricular con la altura que se merece. Promover el aprendizaje de inglés y artes escénicas desde el inicio de la Educación Básica, fomentar la educación financiera, proteger la salud mental y la convivencia educativa no son priorizaciones arbitrarias, como tampoco lo es preparar a las futuras generaciones para los desafíos que impone la crisis climática o educarlas en el respeto irrestricto a los derechos humanos y los valores democráticos, para jamás relativizar el valor de la vida de quienes piensan distinto. Se trata de asuntos indispensables para garantizar la educación integral que demandan nuestros tiempos.
Esta propuesta no está escrita en piedra ni será impuesta a las comunidades educativas. Por ello hemos dispuesto un proceso de consulta para que los establecimientos y la sociedad en pleno se hagan parte de su evaluación.
Porque sabemos que la mejora de la educación es un desafío país y una tarea que nos incluye a todas y todos, les invito a debatir con generosidad y perspectiva de futuro el currículum que Chile requiere.
Nicolás Cataldo
Ministro de Educación