Las elecciones parlamentarias de la Unión Europea (UE) castigaron el domingo, por su pésimo manejo de la migración, a la centroizquierda, al centro y la izquierda (en esta última categoría queda solo España). Macron y Scholz, y varios otros, fueron humillados por renunciar al derecho soberano de decidir quién entra a sus países y expulsar a los que ingresan de manera irregular.
El descontrol transformó una oportunidad en fuente de tensiones. No es sostenible calificar de ultras a sobre ciento cincuenta millones de votantes que reclaman regular mejor la migración. Habrá que agregar que los países de la UE, a diferencia del nuestro, cuentan con recursos para asistir a extranjeros vulnerables, requieren mano de obra importada y la desocupación es menos de la mitad de la nuestra.
No obstante que los tratados estipulan que la migración debe ser ordenada, regular y segura, la UE se despreocupó de su obligación de velar por la seguridad de su población ante ingresos masivos. Tampoco asumió los costos de la marginalidad migratoria: pobreza, demanda de viviendas, condiciones propicias para la criminalidad, tráfico de personas, abusos y competencia desleal en los puestos de trabajo.
Biden, expuesto a perder su presidencia, reaccionó tardíamente con algunos controles y reforzó la frontera con México, propuestas de Trump a las que se había opuesto.
¿Qué pasa en Chile? Todos los meses entran miles de migrantes irregulares. Hay miles de expulsiones pendientes. Alentados por la pasividad y tolerancia de las autoridades, la presión migratoria se podría acelerar ante la inestabilidad en Bolivia y Perú. El Financial Times del martes pasado describió las repercusiones del descontrol migratorio, concluyendo que Chile, uno de los países más seguros de la región, dejó de serlo. Desde 2019, los homicidios se han elevado a 4,5 por 100.000 en 2023.
Hace diez años, junto a Álvaro Bellolio, publicamos “Migración en Chile, oportunidad ignorada” y promovimos los beneficios de la migración ordenada. Entonces, los residentes nacidos en el extranjero apenas superaban el 4% y los migrantes irregulares eran un mínimo. En diez años, estos últimos son cientos de miles y los migrantes, sobre el 9%, aumentaron en más de un millón. La medida migratoria más publicitada del Gobierno ha sido el frustrado convenio de cooperación con Venezuela mientras en la frontera se renuncia a las reconducciones de los ilegales que ingresan por Bolivia, y miles de expulsiones siguen pendientes. Corresponde agilizar las migraciones legales y combatir las irregulares.
“Es la economía, estúpido” fue la frase clave para que Clinton lograra la presidencia de Estados Unidos. Parecería que ha sido sustituida por “es la migración, estúpido”.