El cambio climático es el mayor desafío de este siglo y no se puede combatir sin una cooperación multilateral o mejor coordinación. La buena noticia es: el Acuerdo de París funciona. La COP 28 demostró que, a pesar de sus múltiples problemas y puntos de partida, la comunidad internacional acordó, a través del Consenso de Dubái, triplicar la energía renovable, duplicar la eficiencia energética y transitar hacia el fin de los combustibles fósiles. Sin embargo, no podemos basarnos únicamente en conferencias, y los países probablemente solo aceptarán una mayor ambición si pueden confiar en la ambición de los demás.

En esta etapa crítica, nuestros países han unido sus fuerzas en un nuevo foro: el Climate Club, copresidido por Chile y Alemania. El objetivo es una mejor coordinación. Nuestra idea es actuar con ímpetu, pero también con pragmatismo. La política climática solo será exitosa si combina el deseo de las personas de una buena vida, un futuro mejor e inclusivo, y límites al calentamiento global. El mundo no necesita menos crecimiento, sino un desarrollo sustentable. El éxito en este desafío requiere de liderazgo político.

El Climate Club aborda uno de estos desafíos: reducir las emisiones del sector industrial internacional, sin poner en peligro el desarrollo económico. No es posible alcanzar nuestros objetivos climáticos sin reducir drásticamente las emisiones industriales, responsables de alrededor del 70% de este tipo de emisiones.

Existe un enorme potencial económico en la descarbonización industrial, que garantizará buenos empleos industriales para todos los países. Los gobiernos deben encontrar las mejores estrategias para hacer de la producción industrial descarbonizada el ejemplo comercial por defecto. La descarbonización puede ser un desafío, dado que la velocidad en este tipo de transformación varía entre países, y la producción industrial opera en cadenas de suministro globales altamente integradas y con riesgos tales como distorsiones comerciales. En países emergentes como Chile, la industria debe transformarse y dar un salto cuantitativo hacia industrias verdes. En países industrializados como Alemania, es necesario renovar partes de la base industrial.

El Club puede lograr su objetivo al ser el primer foro intergubernamental de este tipo. Es una plataforma única, que brinda soluciones que promueven la producción y el comercio de productos amigables con el clima. Igualmente, buscamos construir mercados líderes para materiales prácticamente libres de emisiones. Para ello, y empezando por el acero y el cemento, tendremos que identificar normas verificables, comparables e interoperables en materia de intensidades de emisiones y huellas de CO2. Esta es la base necesaria para construir mercados verdes líderes.

El Climate Club, inclusivo en su diseño, busca avanzar juntos hacia estos estándares interoperables. Para aquellos miembros que aún no tienen las capacidades para implementar los estándares acordados, se puede proporcionar asistencia técnica o financiera a través de la Plataforma Global Matchmaking del Club.

Una preocupación importante son los efectos indirectos, como la fuga de carbono. Analizaremos las causas fundamentales y su relevancia, y trabajaremos para lograr resultados concretos hacia la COP 29.

A través de la presidencia conjunta de Alemania y Chile, el Climate Club cuenta con amplias espaldas. Somos 39 miembros de todas las regiones del mundo y representamos el 60% de la economía global.

Somos testigos de la triple crisis del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Necesitamos una transición justa hacia un futuro global neto cero y sostenible, pero solo seremos exitosos si realizamos un esfuerzo conjunto, a nivel nacional y global. A nivel nacional, debemos incluir a los trabajadores de las regiones y comunidades afectadas. A nivel global, debemos trabajar para lograr resultados concretos y justos, y estimular la cooperación. Tanto Chile como Alemania seguirán mostrando un liderazgo conjunto en este esfuerzo.

Gabriel Boric
Presidente de la República de Chile

Olaf Scholz
Canciller de Alemania