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Editorial
Sábado 11 de mayo de 2024
¿Un sector financiero “coñete”?
''La utilización del término “coñete” por el Presidente de la República al referirse a la banca es reflejo, otra vez, de una equivocada visión de la economía. Las decisiones de los agentes no se basan en sensaciones o inclinaciones, como sugiere el mandatario''.
Chile enfrenta uno de los peores panoramas económicos de su historia reciente. Al estancamiento de la última década, se agregan proyecciones de un bajo crecimiento (en torno al 2%) para los próximos años. Alcanzar el desarrollo no aparece en el horizonte de las nuevas generaciones. De hecho, al ritmo actual, Chile tendrá dificultades para mantener el nivel de vida de su población, reducir la violencia, sostener el gasto público y atraer inversión. Sin embargo, las dirigencias políticas parecen aún no percatarse: operan bajo los parámetros del país que fuimos, no del que somos y seremos.
En el centro de esta distorsión está la errada idea de que el éxito de treinta años de crecimiento sería suficiente para contrarrestar el impacto de políticas públicas improvisadas. Lo equivocado de tal supuesto ha sido ya sobradamente demostrado. Una menor inversión, la salida de capitales y la caída en rankings internacionales de institucionalidad y atractivo de negocios son señales del costo que ha tenido el actuar peregrino de la política en el ámbito económico. Se agrega un Poder Judicial que ha intervenido con inusitados fallos en aspectos centrales del ordenamiento económico. Por de pronto, la situación de las isapres es un ejemplo de cómo estas fuerzas han puesto a un paso del despeñadero servicios críticos para la población. En definitiva, la facilidad con que se ha naturalizado la hostilidad hacia los privados es una de las mayores trabas para revertir el estancamiento.
El sector inmobiliario en problemas
El sector inmobiliario, fuente histórica de miles de empleos, vive un escenario especialmente difícil. Las ventas en el sector residencial continúan bajo sus promedios históricos (24% inferior al promedio 2011- 2019) y en el primer trimestre de 2024 las unidades vendidas cayeron un 7% respecto de igual período del año anterior. Según la Cámara Chilena de la Construcción, en el Gran Santiago, dicha caída fue de 7,5% (16% respecto del trimestre anterior), explicada por un derrumbe de 5% en la venta de casas y 8% en departamentos.
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Como muestra el Informe de Estabilidad Financiera del Banco Central, el sector no residencial sigue una dinámica similar. Allí, la vacancia de oficinas se mantuvo en un 12% en el cuarto trimestre de 2023, cifra alta en una perspectiva histórica. Esto ha implicado una caída en los precios de los arriendos de oficinas, la que alcanzó un 1,1% real anual durante 2023. En el caso de las bodegas, el aumento de vacancia (1,2%) también estuvo asociado a una caída del precio de los arriendos (21% real anual al segundo semestre del 2023).
Este escenario explica el aumento de las obligaciones de cuentas impagas de las empresas del sector, que alcanzó su nivel más alto en 15 años (1,5% de las colocaciones totales).
Respecto de las causas tras estas dificultades, todo análisis debe partir reconociendo dos fenómenos interrelacionados. En primer lugar, el menor crecimiento económico de la última década y la precarización del mercado laboral que enfrentan las nuevas generaciones, lo que ha afectado el acceso a créditos para la vivienda. En segundo lugar, la deteriorada situación del mercado de capitales. Desde la aprobación de los retiros previsionales —irresponsable política impulsada desde la izquierda, pero apoyada transversalmente—, el financiamiento de créditos de largo plazo ha sido fuertemente golpeado. Esto fue alertado en su momento, pero desatendido por los parlamentarios. Así, la decisión política significó una transformación del mercado financiero en lo relativo a los créditos hipotecarios, aumentando tanto los costos para las familias como para las empresas.
Adicionalmente, los retiros aumentaron las presiones inflacionarias ya impulsadas por los estímulos fiscales y monetarios ante la pandemia y por el impacto de esta sobre las cadenas de distribución. Ante la llegada de la inflación, el Banco Central se vio forzado a aumentar significativamente la tasa de política monetaria (TPM) y restringir la oferta de dinero, afectando el costo del endeudamiento. Este efecto acrecentó las presiones sobre el sector inmobiliario. Recientemente, el ajuste a la baja de la TPM ha mejorado las condiciones de financiamiento de corto plazo. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para dar un respiro a muchas compañías del sector, particularmente las pequeñas.
La respuesta presidencial
En el contexto anterior, las palabras del Presidente Boric al tratar de “coñete” a la banca por una supuesta falta de disposición a ofrecer créditos al sector construcción reflejan un sorprendente desconocimiento, tanto del funcionamiento de la economía como de sus propias responsabilidades en esta situación. Parece ignorar el mandatario que el análisis crediticio de cualquier banco no está basado en sensaciones o preferencias, sino en las condiciones de mercado, las que en su gobierno, como muestran las cifras ya referidas, distan de haber mejorado.
Pero además omite el Presidente el hecho de que él, como parlamentario, apoyó los retiros de pensiones, que están en el origen de los problemas que enfrenta nuestro mercado de capitales y que tanto han debilitado al mismo sector construcción por el que aboga. Así, sus dichos no solo expresan hostilidad hacia el sector financiero privado, sino que implican un desentenderse de cómo sus propias decisiones pasadas tienen alta responsabilidad en lo que hoy ocurre.