Murió César Luis Menotti y quiero escribir sobre esta figura del fútbol mundial. Apareció “Capitán”, biografía de Mario Lepe González, escrita por Cristián Arcos, un muy buen periodista y gran muchacho. También quiero escribir sobre el libro. Pero lo haré después. La ausencia del “Flaco” Menotti la sentiremos por mucho más de una semana y el libro ya lo compraré y leeré. Hoy el tema es otro. Un tema que tiene mucho tiempo, pero que como buenos chilenos seguiremos ignorando u ocultando cuando pasé su actualidad en las noticias.

Hablo del caso de los juveniles de Cobreloa procesados por la violación grupal de una muchacha de 18 años entonces (septiembre de 2021). Los cadetes ya no son juveniles y están a disposición de la justicia. Tres años después de denunciada la agresión sexual, durante festejos de Fiestas Patrias en la Casa Naranja, en Calama.

¡Tres años! ¿Por qué? Porque las personas y las instituciones que debieron actuar no lo hicieron y, peor aún, le echaron tierra al asunto. La víctima acudió a Carabineros al día siguiente de la agresión (con testimonios de profesionales de la salud sobre la efectividad de la denuncia), y recibió el consejo de no seguir adelante pues “el club tiene abogados y tú no tienes nada”. En la PDI recibió el mismo consejo y, según relató a la televisión, firmó, sin leer, un documento que parece haberla perjudicado. El club señaló que no había pruebas suficientes.

Según la víctima, sus agresores parecían actuar bajo los efectos “del alcohol y drogas”. El caso fue reabierto por la Fiscalía Regional de Antofagasta, la PDI ordenó una investigación interna para revisar las diligencias realizadas en el caso, en la Cámara de Diputadas y Diputados se está investigando y ya hay declaraciones ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, donde se encontraron “inconsistencias” en las declaraciones de Pablo Milad, por la ANFP, y de Marcelo Pérez, presidente de Cobreloa.

¿Qué pasaba con esos jóvenes futbolistas, que han protagonizado el infamante espectáculo de ser detenidos por policías en las canchas de entrenamiento de sus actuales clubes? ¿Era droga, alcohol, desajuste mental?

Los niños, jóvenes y adolescentes (NNA) chilenos se quejan de muchas cosas. Y con razón. ¿De qué se quejarán los jóvenes reclutas exprimidos en Putre por sus jefes hasta la muerte de uno de ellos?

Un estudio de la Unicef con NNA de Chile nos dice que ellos, encuestados en todos los niveles y condiciones, acusan insuficiencias en la atención de salud mental; en las diferencias de todo tipo según la situación socioeconómica, reclaman por lo que llaman “adultocentrismo”. Y no parece que estén descaminados.

Uno puede preguntarse qué pasó con el cerebro de esos dos oficiales (hoy trasladados por el Ejército a otra unidad) en la marcha. Y qué está pasando con la vida emocional de estos jóvenes reclutas. Y con aquellos jóvenes futbolistas y sus dirigentes. Y con los jóvenes trans que son atacados por trogloditas de todas las edades.

Todas las historias tienen un comienzo, aunque los finales se escriben lentamente.