Jorge Almirón no cuenta para el importante partido frente a Alianza Lima por la Copa Libertadores con sus dos laterales titulares (Óscar Opazo, por lesión, y Erick Wiemberg, por suspensión), y el DT de Colo Colo sorprende con sus decisiones: elige cambiar el esquema táctico (pasa de línea de cuatro a una de tres con retraso del volante Esteban Pavez a la posición de líbero) y vuelve a sorprender al no poner otros laterales como “sustitutos naturales”, sino que volantes externos bien marcados (Marcos Bolados por la derecha y Vicente Pizarro por la izquierda).
¿Por qué hizo eso Almirón? ¿En qué se sostenía para realizar una movida que parecía impensable e improbable?
En algo que “Pep” Guardiola bautizó, en una columna en el diario español El País hace algunos años, como la “salida de novios”.
Hay que explicar. Con ocasión del Mundial de Alemania 2006, Guardiola ofició de analista y quedó sorprendido con una propuesta conceptual de la selección mexicana, dirigida entonces por el argentino Ricardo La Volpe.
El DT español escribió que el DT trasandino estaba poniendo en práctica algo que Johan Cruyff pregonó siempre: que los defensores son los jugadores más importantes para que un equipo juegue bien con la pelota en su poder.
“La Volpe obliga a su equipo a salir jugando, que no es otra cosa que jugadores y pelota avancen juntos, al mismo tiempo. Si lo hace uno solo, no hay premio, no vale. Han de hacerlo juntos. Como lo hacen los novios cuando salen juntos”, comentó Guardiola.
¿Qué tiene que ver todo esto con Almirón y sus cambios en el partido de Colo Colo ante Alianza?
Mucho.
Resulta que, con el tiempo, este concepto de “salida de los novios” empezó a conocerse como la “salida lavolpista” para denotar la forma cómo un equipo sale con sus defensores centrales y laterales con la pelota al pie, y no lanzándola larga y sin destino seguro (posesión es la palabra clave).
Y La Volpe traspasó a varios jóvenes entrenadores seguidores estas ideas.
Uno de ellos fue Jorge Almirón, dirigido en México por La Volpe y autodefinido discípulo de aquel.
Almirón buscaba ante Alianza, precisamente, una “salida de novios” o “lavolpista”. Movió a Pavez como líbero para así lograr salir con el balón totalmente controlado y a ras de pasto. Y puso a Bolados y a Pizarro por las alas para tratar de asegurar superioridad numérica en el entorno inmediato a la ubicación del balón en el mediocampo, que es otro de los conceptos del “lavolpismo”.
Claro. A la luz del resultado obtenido ante los peruanos (0-0) se podría señalar que la apuesta de Almirón fue fallida.
Pero no lo fue. Colo Colo llegó en forma constante al área de Alianza, encerró a su rival y el fallo evidente fue la concreción. No la construcción.
Capaz que, para resolver aquello, Almirón deba seguir leyendo a Guardiola y a La Volpe…