Los atacaron, los denostaron, los desprotegieron, los persiguieron, los metieron presos. Los acusaron de asesinos y torturadores. Los dejaron solos, expuestos a delincuentes a los que después indultaron y premiaron con pensiones de gracia.
No los asesinaron ellos, pero los pusieron ahí para que otros hicieran el trabajo sucio.
Expuestos, apuntados con el dedo. Sin posibilidad de defenderse. Porque los que intentaron hacerlo perdieron su carrera y su libertad.
Hoy gobiernan. El grupo de amigos que está en el poder ha surgido en política destruyendo, dividiendo y sin hacerse responsables de nada. Viven convencidos de que un país se conduce por símbolos y desde las redes sociales. Y hoy, ante una nueva tragedia que enluta a Chile, creen que bastan las “señales”.
Cuando el propio Presidente Boric llamaba a “desmilitarizar el Wallmapu”, debe entender que una visita de condolencias a las familias de las víctimas de un atentado terrorista no repara el mal causado.
Cuando la ministra Carolina Tohá calificaba la ley que buscaba darles protección a carabineros como “ley de gatillo fácil”, debe asumir que es tiempo de dar un paso al costado.
Cuando la presidenta de la Cámara de Diputados, Karol Cariola, elegía no votar la ley Nain-Retamal, debería haber sabido que su viaje a la región era una violenta provocación.
Pero ahí andaba el Partido Comunista en pleno. Con Camila Vallejo y Lautaro Carmona. Es decir, el Presidente eligió una comitiva integrada por quienes idolatraban al “perro matapacos”.
Una coalición política que llegó al poder validando la violencia y destruyendo a quienes deben enfrentarla no puede pretender poner una declaración sobre otra. O un símbolo sobre otro. Hay víctimas. Niños huérfanos, viudas, familias destruidas. Y toda una institución de carabineros maltratada.
Chile llora. Y tiene miedo. No podemos estar en peores manos para enfrentar la crisis de seguridad que nos azota. Gobernados por un grupo inmaduro y narcisista. Un Presidente que habla como estadista (a veces), pero gobierna como activista (casi siempre). Una ministra del Interior que, ante cada nuevo delito, declara que es un nivel de violencia “que no habíamos visto antes”. Pero cuando desde el Gobierno argentino se intenta que pueda empezar a ver a tiempo, responden con niñerías y soberbia. No les gustó la forma y ya lo sabían todo. ¿Será posible encontrar al menos un adulto en La Moneda?
Cuatro acciones concretas e indispensables para los próximos días: Primero, se va Tohá y se queda Yáñez. Debe renunciar la ministra y su equipo. Han fracasado. Que vengan otros. ¿O no tienen un elenco mejor? Y al irse, se lleva su “doctrina” para que el general director de Carabineros se mantenga en el cargo. Segundo, estado de sitio en Arauco, ¿o hay que esperar otro atentado terrorista? Tercero, reglas del uso de la fuerza claras y eficaces para que militares puedan cooperar en materia de seguridad. Cuarto, indulto y amnistía a carabineros perseguidos penalmente por enfrentar la violencia.
“Pacos asesinos, el pueblo tiene todo el derecho a odiarles”, tuiteaba el ministro de Economía, Nicolás Grau, en febrero de 2021. Hace un tiempo lo borró, explicando que había sido dicho “en un contexto específico de mucha frustración”. Ese es el problema. La seguridad de Chile y la vida de nuestros carabineros no pueden seguir dependiendo de la intolerancia a la “frustración” de quienes nos gobiernan.