Era febrero de 1953 cuando se rumoreaba que había ambiente entre los clubes del fútbol chileno para aumentar la cuota de jugadores extranjeros a cuatro por club. No se podía creer en algo así, pues la reducción a tres en un pasado reciente había permitido formar selecciones nacionales sin déficit de delanteros, algo antes imposible porque los puestos de ofensiva no eran ocupados mayoritariamente por chilenos. Al revés, los nacionales eran muy pocos.
En junio, sin embargo, el aumento era una realidad. Cuatro por club.
Decían los dirigentes que lo que pedían los jugadores locales resultaba muy caro, inalcanzable, aunque la prensa les hacía ver que esa inflación la originaban ellos mismos al acceder a los excesos.
Nuestro fútbol había comenzado su modernización táctica en 1941, con el triunfal experimento del húngaro Francisco Platko al frente de Colo Colo, campeón invicto de esa temporada. Había nacido en Chile la WM, con su half policía, y se entraba en la era del fútbol de marcación. Defensas difíciles de pasar dieron lugar a la aparición de delanteros hábiles y un avance en la formación de seleccionados.
Con ese historial a la vista, la revista Estadio, en referencia al aumento de la cuota, tituló el 13 de junio de 1953: “Se pagará muy caro”.
Solo Audax Italiano y Colo Colo mantenían la chilenización de sus planteles mientras los demás aumentaron de inmediato la importación. Les salía más barato, según la creencia de los tontones de entonces (los de hoy no son tontones, son más bien vivos…).
Lo cierto es que cuando se estableció el máximo en tres extranjeros, los clubes debieron mejorar su producción de valores y, como no tenían trabajo de cadetes eficiente, enviaron veedores por el país a buscarlos. Y llegaron de Norte y Sur para ensanchar la base de futbolistas seleccionables.
Hoy, 71 años más tarde, volvemos a las mismas andadas. Ahora, claro, ya no son tres o cuatro. Ahora ha sido entre cinco o seis.
El Sindicato de Futbolistas, presidido por Gamadiel García, se opuso de inmediato al aumento del 13 de diciembre pasado, advirtiendo sobre un paro indefinido de los jugadores. Y luego pudo resistir las presiones siguientes en medio de la indiferencia del medio y de la incomprensible posición de algunos futbolistas chilenos. El propio Arturo Vidal se permitió decir que no se puede parar por una tontera. Algún miembro de la corte del “King” podría decirle que no es una “tontera”, sino una lucha muy antigua y digna de sus colegas. El mejor futbolista chileno de todos los tiempos ¡de acuerdo con una medida que afecta a otros chilenos!
Finalmente, el sindicato aprobó ayer el paro indefinido mientras no se levante el dañino aumento. Ahora, se cita al consejo de presidentes de la ANFP para buscarle solución al conflicto.
Mi opinión: tres extranjeros en el plantel y tres en la cancha. Lo que debió ser ya en 1953.