Han transcurrido 38 años de la obtención del título número 15 de Colo Colo. Ha ganado tantos el Cacique que ese logro puede parecer simplemente un dato estadístico. Nada de notable hay en él, aunque lo haya ganado en un partido de definición, aunque haya tenido partidos bajos y aunque haya tenido un escaso poder ofensivo, en sintonía con una tendencia mezquina del fútbol mundial.
Sin embargo, fue un campeonato albo muy especial y marcó el inicio de un capítulo brillante de su historial.
Todo comenzó en la tarde del 14 de enero de 1986, cuando Arturo Salah firmó contrato con el club que entonces comandaba Peter Dragicevic. Una apuesta fuerte y una decisión temeraria, pues el nuevo técnico había dejado el fútbol activo recién cuatro años antes y en su carrera de corto se había identificado con Universidad de Chile, lo que no sería aceptado por la hinchada colocolina. Una sorpresa total por la contratación que era defendida por el dirigente Jorge Vergara: “Es el entrenador del futuro, hizo cursos aprobados con distinción en Italia y Francia”, y por el propio técnico: “Con trabajo, voy a ganarme el respeto de la hinchada”. Dos semanas más tarde, el presidente recibió al plantel en el vestuario de su estadio diciendo: “Este es el vestuario del equipo campeón de 1986”.
Lo que venía es lo más duro que hayan vivido un entrenador y la directiva que lo respaldaba en la historia del profesionalismo. Rechazado con una violencia que rozaba la crueldad, Salah mostraba una serenidad a toda prueba y luego de la derrota ante Palestino en el campeonato Polla Gol y la ira de los hinchas, reflexiona: “Yo sabía lo que me esperaba”, y agrega después del empate con Fernández Vial: “Voy a envejecer rápido”.
Fue heroico cuando los dirigentes debieron afirmar la puerta del estrecho camarín de Santa Laura ante la presión de los exaltados que pedían la cabeza del entrenador. Más tarde renuncia el presidente de la Comisión Fútbol, y luego del empate con Cobreandino debe escapar por una puerta de fuga. Lo mismo que siete días después, tras caer 0-1 con Huachipato y requerir la fuerza pública. En otra ocasión, los piedrazos a su auto pudieron herir a un hijo en una escapada cruel.
Fue todo lo difícil que se pueda imaginar. Nunca se había visto atacar con tanto encono a un técnico. Ni se vería.
El 17 de enero, como hoy, pero de 1987, los albos le ganaron a Unión Española, con la que solo habían logrado empatar en la Copa Polla Gol, y consolidaron su opción al título, la que debió confirmar en partido de definición con Palestino.
Salah siguió en Colo Colo y plasmó un plantel serio, organizado, que sería la base moldeable que encontró Mirko Jozic para hacerlo campeón de la Libertadores.