El retorno de Ben Brereton al fútbol inglés —esta vez a al Premier League— hay que mirarlo de varias perspectivas en relación al desarrollo de la carrera del atacante de la selección nacional.
Primero, señalar que es obvio que no puede verse como una fatalidad ni menos un retroceso ir a un club de la liga más competitiva del mundo por mucho que la escuadra a la cual llega, Sheffield, sea el actual colista del torneo y el candidato primario para el descenso.
De hecho, si es verdad lo que han publicado algunos medios, el chileno no puede sino que congraciarse con el monto en dinero que ganará este semestre (unos 164 millones de pesos al mes) y que lo habrían convertido en el jugador mejor pagado de su nuevo equipo.
Además, se anota en favor del atacante chileno el hecho de que, si bien nunca había jugado en un equipo de la Premier, sí tiene credenciales que lo han hecho relativamente conocido en el ambiente futbolero inglés, por sus buenas temporadas en la Championship, en especial en Blackburn Rovers.
Brereton no llega como un desconocido ni menos como una apuesta. Sheffield simplemente espera de él lo que ya conoce de él.
El tema se torna menos halagüeño si se ponen de relevancia otros factores para entender su retorno eventual a Inglaterra.
El primero es más que evidente. Ben Brereton no cumplió los estándares esperados por él en Villareal, club que le abrió las puertas para su ingreso a la Primera División de España donde se suponía podría desarrollar de buena forma sus talentos.
No sólo eso. Como lo comentó en su momento el ex entrenador de la selección chilena Eduardo Berizzo, su estadía en el fútbol hispano podría abrirle las posibilidades a Brereton a tener mayores variantes en su juego. En especial esperaba Berizzo que pudiera trabajar los movimientos para dejar ser sólo un atacante de banda para convertirse en un eventual mediapunta y así manejar otra opción para el limitado ataque que tiene la Roja hoy.
La opción española entonces se veía como una posibilidad cierta de evolución para Brereton que, además, llegaba en un momento donde su aporte en la selección venía a la baja.
Pero no se dio la esperada redención.
El chileno no se adaptó al fútbol español, según señalaron en el entorno de Villarreal, lo que desde luego denuncia una peligrosa incapacidad (un jugador de élite debe amoldarse a las diferentes formas de jugar). Además, su préstamo a Sheffield sabe más a una necesidad del equipo español de hacer cupo para ir por otros refuerzos en el actual mercado de pases que a un deseo de elevar el nivel de Brereton o de hacer negocio con él (de hecho, llegó a Sheffield a préstamo por seis meses y sin opción de compra).
Brereton debe estar consciente de la situación que vive y entender que a los 24 años está en el momento justo para darle orientación a su carrera.
Y es que los plazos se estrechan y las oportunidades se van sumando o restando de acuerdo a cómo se enfrentan las diversas circunstancias.
Ben Brereton hoy es un buen jugador, un delantero que aún tiene margen de crecimiento y una opción en la selección nacional.
Pero no todo durará para siempre…