Referirse a los hechos más importantes de un año deportivo es en parte un ejercicio estadístico, en parte técnico y, por sobre todo, subjetivo y emocional. Las emociones que componen los juicios anuales son decisivas al momento de clasificar, pues saltan muy fácilmente al recuerdo, tanto como nos impresionaron en el primer momento.
Hay dos imágenes que quedaron grabadas en la mayoría de los espectadores. Una es la de Kristel Köbrich. Medalla de plata en los 1.500 metros estilo libre de la natación panamericana, a sus 38 años y escoltando a una juvenil. La suya es una edad en la que la mayoría está pensando en largar y ella, después de su actuación de plata, está pensando en que en febrero es el Mundial y que después vienen los Juegos Olímpicos.
Y esa actitud la hace admirable.
“Por fin voy a poder correr en Chile”, dijo Martina Weil en la antesala de Santiago 2023, porque hasta entonces solo había representado a los colores nacionales fuera del país y así había llegado a ser campeona sudamericana. Y su estreno no pudo ser más emocionante. Por la lluvia, que otorga un ingrediente entre romántico y dramático a toda circunstancia. Por la presencia de sus padres en las tribunas: nuestro legendario Gert Weil, ganador de oro panamericano, y Ximena Restrepo, plata olímpica para Colombia. Entonces, además de miles de espectadores, había años de triunfal experiencia deportiva en las gradas.
“Por fin voy a saber lo que es correr por Chile en Chile”. Anunció Martina. Y lo supo.
El rugby nos viene dando satisfacciones hace unos cuantos años con actuaciones internacionales distinguidas. Hasta que llegó a la cumbre de sus aspiraciones: competir en un Mundial. No logró ninguna victoria, solo cuatro derrotas, todas abultadas, ante Japón, Samoa, Inglaterra y Argentina. Pero todos celebramos a los “Cóndores”. Porque lo dieron todo y supieron llegar. Durante muchos años he escuchado a compatriotas insatisfechos decir que nuestro país “celebra las derrotas” y recuerdan el desastre de Rancagua, el combate naval de Iquique… Lo que no saben es que no celebramos el resultado de esos sucesos y que lo que celebramos es la actitud de esos compatriotas vencidos, su valor, su entrega y heroísmo. ¿Estarán entendiendo eso?
Por supuesto, los señalados aquí son algunos apuntes de los recuerdos que nos deja el 2023 y que están muy frescos. Solo los Juegos Panamericanos nos dejan docenas de otras notas importantes y emotivas. Y fuera de los Juegos también hay casos personales destacables y ejemplares, como el de Nicolás Jarry, que se ha superado a sí mismo y se ha levantado de su caída para elevarse en el ranking ATP. Notable.
Abrimos 2024 con esperanza y con el entusiasmo de siempre. Pensando en que tal vez sea el año en que el fútbol nos regale un buen esfuerzo y un buen ejemplo.
En pleno despacho de esta opinión me asalta la noticia del fallecimiento del muy apreciado colega Alfredo Aceituno, quien merece nuestro respeto y una descripción extensa de su carrera y carácter. No puedo ni debo improvisar. La próxima semana esta columna llevará su nombre.