En medio de tanta bruma y cerrazón, que el entrenador Nicolás Córdova haya puesto sobre la mesa el tema de la carencia de un debate amplio en el fútbol chileno para salir del inmovilismo en que se encuentra, se antoja como una bocanada de aire puro. Quizás el impulso que falta para ir al encuentro de la luz al final del largo y oscuro túnel.
No debe sorprender la claridad del jefe de selecciones menores y de la Roja Preolímpica. Córdova habla desde la experiencia y no desde el dogma. El entrenador talquino se preparó en el fútbol europeo y tuvo la audacia de dejar la dirección técnica de clubes de esta parte del mundo (trabajo tenía) para sumarse al reto de adherirse a un proyecto desconocido pero fascinante: el impulsado por la Federación de Qatar sostenido sobre la base de los principios de la Aspire Academy, que tenía como objetivo armar un plan para todas las selecciones menores del país, incluyendo la Sub 23 Preolímpica y que planteaba ver jugadores para la selección adulta que jugaría el Mundial de Qatar 2022.
Córdova no llegó a ese país con un proyecto bajo el brazo, sino que para participar de un plan mayor.
Por eso fue que cuando la semana pasada se atrevió a plantear que “el problema del fútbol chileno no es si son seis, dos o tres extranjeros (por equipo),sino que es cómo estamos preparando a nuestros jugadores”, puso el dedo en la llaga y obligó al medio a reflexionar y a tratar de entender todo más allá de la minucia.
El DT de la Preolímpica abrió el debate enumerando las razones por las que el fútbol chileno hoy está en la retaguardia regional, superado por los de siempre (Brasil y Argentina) pero también por los que hace décadas estaban debajo del balompié local: Colombia y Ecuador. Habló de cantidad de habitantes por país, de biotipos, pero también de infraestructura, métodos de trabajo y seriedad para mantenerlos.
Escuchar y entender lo que Córdova dijo puede ser el punto de partida para rematar el estancamiento feroz de los equipos chilenos y para iniciar el proceso de renovación que tanto ha costado materializar.
No destenderse de lo que dijo Córdova.Y tampoco de lo que está haciendo. En el poco tiempo que lleva en Pinto Durán asumió batallas de urgencia (el partido eliminatorio ante Ecuador tras la repentina salida de Eduardo Berizzo), hablar y aclarar públicamente cualquier trascendido —como cuando dijo que no podía ser él quien dirigiera a Chile en el resto de las eliminatorias o que era “candidato” a ser el nuevo entrenador de Colo Colo—, y fijar principios de profesionalismo y compromiso como eje central de su labor (lo que quedó claro cuando explicó porqué el volante Luis Rojas fue desconvocado de la Sub 23).
Si a Chile no le va bien en el Preolímpico de Venezuela, seguro el DT será el centro de las criticas. Y se dirá que el punto acá es ganar y no hacer evaluaciones.
A esos que piensan así hay que decirles de antemano que maduren. Por denostar por un resultado sin considerar lo que está dicho: estamos en la planta baja, casi en el sótano de Sudamérica. Y con pocas luces para encontrar la salida. Córdova enseñó una.