Es necesario dar vuelta la página, votar a favor de la propuesta de Constitución para comenzar a salir de la pesadilla constitucional de cuatro años que ha contribuido a la desesperanza e incertidumbre que mantienen estancado al país.

Votar a favor del nuevo texto puede servir para cambiar el estado de ánimo, pero, sobre todo, para obligar a concentrarnos en solucionar los grandes desafíos que enfrenta Chile.

Qué duda cabe del estancamiento. Más bien estamos sumidos en el barro. Este año el “crecimiento” del PIB será un magro 0,1%, estimaciones para 2024 no superan el 1,9%. Igualmente deprimentes son los indicadores en áreas sensibles, la inversión, empleo y actividades sectoriales, como la construcción, el comercio y el financiamiento.

El comportamiento de la economía chilena este año será el peor de América Latina y del Caribe, con la excepción de Haití (-1,8%) y Argentina (-2,5). Según Cepal, con tasas de crecimiento de 12% anual, demoraríamos 70 años en duplicar el ingreso per cápita, y 140 años con tasas del 1,5%. Maldito legado podrían recibir las futuras generaciones

El mayor dinamismo en los movimientos económicos son los dineros corruptos del caso Convenios, fundaciones truchas, partisanas, hasta endogámicas, con parientes y parejas del mismo partido, triunfo de la nueva clase política gobernante que se apropia de recursos públicos con fines partidistas, con innovadora metodología para la captura del Estado. A lo anterior se suma otra victoria de la clase política: la defensa corporativa de altos funcionarios investigados y acusados por responsabilidades jerárquicas y por la omisión del deber de informarse que los distraen de sus importantes tareas funcionarias. Mientras tanto, los servicios de salud están al borde de una crisis, la educación en su máxima degradación, la criminalidad rampante, terrorismo persistente en La Araucanía, fronteras descontroladas y prevaleciente inseguridad experimenta el grueso de la población.

La única y mejor noticia económica significativa del año es la rebaja del mayor de los impuestos, la inflación, logro del Banco Central autónomo, de su Consejo, y no del Gobierno ni de la oposición.

¿Y quiénes votan en contra de la propuesta constitucional y se niegan a romper el inmovilismo? En la derecha, los más extremistas, al igual que los ultraístas de izquierda, intolerantes que aspiran a una Constitución a su manera, más los comunistas y quienes detentan el poder, aterrorizados de perderlo. También legítimamente hay perfeccionistas, vacilantes, decepcionados, desinformados que votarán en contra. Aún es tiempo de que estos recapaciten.

Alexander Chalmers, gran escritor escocés, sostenía que los tres elementos esenciales de la felicidad son: algo que hacer, algo que querer y algo que esperar. Chile tiene mucho que hacer, hay muchas razones para quererlo y hay variados motivos de esperanza en su potencial. Partamos por votar a favor de Chile.