El 2022 fue un buen año para la Empresa Nacional del Petróleo, Enap. Tuvimos resultados históricos y ya es un hecho que los números finales de 2023 serán aún mejores. Pero sabemos, tal como ocurrió con el superciclo del cobre, que esta bonanza es transitoria y que a contar de 2024 tendremos resultados mucho más estrechos.
La alta volatilidad mundial en precios de commodities, los decrecientes márgenes internacionales de refinación y la débil demanda interna —que ya observamos— nos exigen responsabilidad, y es nuestro deber poner la “pelota al piso”, controlarla, mantenerla y no farrearnos el partido.
Para entender este escenario, hablemos de los hechos que lo configuraron. El impacto de la pandemia en el crecimiento global, los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania y las persistentes altas tasas de interés lo explican en buena medida. El deterioro de las economías ha sido motivo de análisis y discusiones, con mayor énfasis en países que pasan por procesos electorales o que viven sus propias crisis sociales.
En este contexto, la industria del petróleo, desde la exploración hasta la comercialización, ha sido protagonista transversal en estos años. Varias refinerías han tenido que cerrar, el consumo mundial de gasolinas aún es débil, los precios de los insumos siguen altos y las dificultades logísticas persisten e incluso empeoran producto de factores como las condiciones climáticas.
A pesar de este contexto, Enap ha puesto foco en articular una ruta clara a 2040 y un plan de negocios ambicioso, pero realista, secuencial e integrado para fortalecernos en ámbitos claves para nuestro negocio, como la reducción de deuda, el rediseño de procesos críticos, la excelencia operacional y la ejecución de proyectos ambientales por más de US$ 800 millones, de una cartera total de US$ 3.500 millones en el quinquenio. Por último, trabajamos con ahínco en la Enap del futuro, priorizando el tránsito responsable hacia combustibles bajos en carbono, consecuente con el rol que como empresa del Estado tenemos en la transición energética del país.
Las clasificadoras de riesgo internacionales ya nos han alertado sobre la posible rebaja de nuestro país y una ya dio una perspectiva negativa al rating soberano de Chile. Pero también una de ellas precisó que esto no cambia su outlook positivo para Enap.
El 2024 será más complicado y nuestras utilidades bajarán, pero lo esencial es que ejecutaremos las acciones que permitan a nuestra empresa navegar exitosamente en un contexto donde los precios internacionales pueden caer de manera significativa. Esa es nuestra ambición.
Es ahora, entonces, en nuestro mejor momento, donde vamos a poner especial foco en el entrenamiento y capacitación de las habilidades que requerimos, en la cultura de la seguridad, en contener nuestros costos y en avanzar con fuerza en iniciativas de mejoramiento estructural de nuestro negocio, para cuidar la competitividad y sostenibilidad de Enap y asegurar el abastecimiento energético de Chile a través de los mejores combustibles de América.
Julio Friedmann
Gerente general Enap