El campeonato entró en su fase decisiva y cuando hay tres candidatos al título (Cobresal, Huachipato y Colo Colo, en ese orden), surge la gran pregunta: ¿Cuál ha sido el mejor equipo del torneo?
La verdad, no hay respuesta unívoca. Todo depende de la manera que se evalúe, de las herramientas de medición que se utilicen y de las valoraciones que cada uno le dé a cada aspecto.
Vamos viendo.
Para los más pragmáticos (que suman un buen lote), el mejor siempre será aquel que se quede con el título, porque es el único elemento objetivo de medición. Los números no mienten. Sacar más puntos que el resto es el objetivo inequívoco y la escuadra que lo logre debe ser considerada, con justa y toda razón, la mejor. No importa lo que hayan hecho los rivales, que ellos jugaran más lindo o que provocaran más adhesión por sus propuestas. El mejor es el que acumula más unidades, simplemente porque para los que esto lo ven con ojos meramente estadísticos, ganar y sumar es lo único que importa. “Ser segundo es ser el primero de los últimos”, dijo alguna vez Alfredo di Stéfano. “Ganar no es lo más importante, es lo único. Ser segundo no vale. ¿Vos sabés quién pisó América después de Colón? Yo no…”, comentó con gracia Carlos Salvador Bilardo.
Hay otras visiones más líricas, podríamos decir.
Para un sector, el mejor equipo no necesariamente es el que ha ganado más, sino el que ha producido emociones porque, como señalaba Johan Cruyff, “el fútbol siempre debe ser un espectáculo (…) Siempre debe jugarse de manera atractiva”.
Y puede ser porque es natural que uno les entregue mucho apoyo a los equipos que tienen propuestas ofensivas, jugadores de buen pie, sólidos recursos colectivos. Pero hay que ser claros que, si se tiene esta forma de evaluar, puede darse que ese equipo que saca aplausos generosos —y por algún resultado específico— ni siquiera termine en la pelea por el trofeo mayor (como le pasó al Brasil de Telé Santana en el Mundial de 1982, por poner un ejemplo). Es un riesgo que hay que saber calcular.
A un grupo no menor, en tanto, la valoración puede venir desde el lado de la consistencia de una propuesta técnica y de la capacidad de los jugadores de llevarla a cabo.
Acá, no se trata de acumular puntos o de exhibir modelos de alta definición futbolística, sino que de valorar esa difícil pero notable conexión entre una idea planteada por un entrenador y la puesta en escena de ella por parte de sus jugadores. El francés Michel Platini lo sintetizó así: “Los equipos de fútbol son una manera de ser”. Y también Josep Guardiola tuvo una forma de establecer este punto de vista: “El secreto de un buen equipo está en el orden, que todos sepan lo que hay que hacer”, dijo el DT de Manchester City.
En fin, la discusión del mejor equipo durante el período que dura una competición no es ni puede darse por cerrada.
Si uno tomara cada una de estas visiones y eligiera una, seguro que tendría una respuesta personal. Pero no categórica y unánime.
Entonces, ¿Cobresal? ¿Huachipato? ¿Colo Colo?
Juegue…