En la fase final del actual proceso constituyente ha surgido en las redes sociales propaganda para votar A favor. Uno de los argumentos más reiterados de esa propaganda es el derecho de los ciudadanos a elegir, particularmente en temas fundamentales como pensiones, salud y educación. En este tema, la derecha ha logrado crear en la mayoría ciudadana un sentido común de que efectivamente en esos tres derechos sociales existe la libertad de elección. Sin embargo, cuando uno desagrega cada una de esas prestaciones y las contrasta con la realidad socioeconómica de la inmensa mayoría de los chilenos percibe que en este tema la derecha les está vendiendo “humo” a los ciudadanos.
Partamos por la previsión. Desde 1981 todo trabajador que se incorpora formalmente al trabajo, lo único que puede elegir hoy día es entre siete AFP que le administran sus respectivos fondos, la diferencia entre ellas está en el cobro de la comisión por dicha administración, y la diferencia en estas comisiones, entre la que cobra más y la que cobra menos, es bien marginal.
Además, a 43 años de la existencia de este sistema, la tasa de reemplazo no supera el 40% y en la última cohorte de pensiones por vejez, la pensión autofinanciada promedio alcanzó los $212.000 mensuales. Si no fuera por el Pilar Solidario y posteriormente por la PGU, las pensiones, y cuyo sistema ha “elegido” el ciudadano, serían aún más miserables. Cuando escucho, en este tema, la consigna “con mi plata no”, le tendría que responder a esa consigna que sí, la plata es tuya, pero no te alcanza para una pensión digna, por eso es tan importante en esta materia construir un sistema alternativo de seguridad social donde los que tienen más aporten a los que tienen menos; los hombres aporten más a las mujeres y los jóvenes aporten más a los viejos.
En materia de salud es aún más claro, el 80% de los chilenos está en Fonasa y el 17% estamos en isapre. ¿Qué es lo que diferencia estar en Fonasa o en isapre? Ni más ni menos que el ingreso que se expresa en el 7% de cotización para estos efectos y donde la diferencia sustantiva es que los que estamos en isapre cotizamos entre dos y tres veces la cotización del 80% que está en Fonasa. Con rigurosidad y seriamente, alguien le podría decir a un ciudadano que ingresa al mercado formal que puede elegir libremente su ingreso a Fonasa o a isapre. Lo que queda claro en materia de salud es que en el segregado sistema chileno si usted tiene buen ingreso se va a isapre y si usted tiene mediano o bajo se va a Fonasa, ¿de qué libertad estamos hablando, entonces, en sistema de salud?
La guinda de la torta es cuando la derecha dice “la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos”. En el sistema segmentado educacional chileno la única opción de libertad para el 91% de los padres y apoderados de Chile es elegir el sostenedor: el sistema local de educación administrado por el Estado; el sistema administrado por el municipio y el sistema administrado por los privados, sean estas fundaciones, congregaciones o alguien en particular. Hasta ahí puede elegir, porque la educación mencionada es financiada prácticamente en su totalidad por el Estado y alcanza hoy día, en promedio, una inversión mensual por alumno de $140.000. La otra opción educacional, la particular pagada, el 91% de los apoderados no la puede elegir porque no la puede pagar.
En ese 9% de matrícula particular pagada, financiada por padres y apoderados, la mensualidad promedio alcanza los $400.000. El 75% de los ciudadanos tiene ingresos iguales o inferiores a $800.000 y, en consecuencia, su elección queda solamente restringida al sostenedor, pero no al sistema particular pagado que, sistemáticamente, tanto en la prueba Simce como en la PSU alcanza mejores resultados que la particular subvencionada, la municipal y los servicios locales, en ese mismo orden de resultados positivos.
Lo único que me gustaría es que esta columna la leyera el 80% que está en Fonasa y el 91% de los apoderados que solo pueden elegir al sostenedor, pero no la mejor educación relativa de acuerdo a los resultados mencionados.
Llegará algún día, y espero más próximo que lejano, en que efectivamente en pensiones, salud y educación los ciudadanos puedan elegir entre opciones de igual calidad en estas provisiones sociales y ese día será cuando Chile sea un Estado social y democrático de derecho.