Aunque eufemísticamente algunos digan que Colo Colo “se alejó del título”, es más certero señalar que tras la derrota ante Palestino los albos quedaron fuera de la carrera que Cobresal y Huachipato protagonizarán en la última parte del campeonato.
Sí, hay que ser más tajante a la hora de las proyecciones, en este caso por una evidencia: pese a que Colo Colo sigue dando pelea en los dos planos de competencia interna —la Copa Chile y el Torneo Nacional—, parece no ser capaz de sostenerse ante la presencia intermitente de un jugador de la talla de Carlos Palacios y la irregularidad de todo su circuito ofensivo.
Por tanto, es hora de comenzar a hacer caja, de cuadrar números y, por cierto, hacer ya el trabajo de estructuración de cara a la próxima temporada.
Y la primera misión debe ser el establecimiento de los objetivos reales para 2024 y la designación del líder.
¿Es imperativo un cambio de entrenador? ¿Será esa la llave para dejar de lado un año demasiado sinuoso?
No parece ser esa fórmula para una redención.
Al contrario, si en Colo Colo la evaluación del trabajo de Gustavo Quinteros es eminentemente técnica, no debe haber ni siquiera asomo de dudas de que se debe intentar prolongar su estadía.
El trabajo del DT argentino-boliviano se ha convertido en estos años —incluso quizás sin haber sido delineado así cuando llegó a salvar a los albos de descender— en la construcción de un proceso futbolístico que no se veía en Colo Colo desde hace tiempo.
Los méritos de Quinteros son incuestionables. Ello, porque no solo tuvo la capacidad de sacar a los albos del agujero, sino que logró darle rápidamente competitividad en el plano nacional.
No es todo. Como no había pasado desde la época de Claudio Borghi, Quinteros fue capaz de imprimirle una forma de jugar a Colo Colo. Vistosa a ratos, de gran tendencia ofensiva, pero que, sin embargo, no fue nunca desprolija en lo defensivo (y cuando lo fue, tuvo la capacidad de readaptarse).
Por último, y esto es lo más relevante para justificar su continuidad, Colo Colo hoy tiene una base de jugadores jóvenes a los cuales Quinteros les dio continuidad (aunque ello haya sido en un principio obligado por las circunstancias) y que deberían ser la base de los planteles albos de los próximos años.
Claro, a veces ha tenido actitudes poco felices. Pero no le ha temblado la mano para aplicar disciplina interna aun a costa de riesgos y malos resultados.
Por cierto que el DT tiene una deuda grande en el nivel sudamericano. Es obvio. Pero pedirle que compita internacionalmente como si el fútbol chileno fuera una potencia resulta un tanto exagerado.
Sí, el DT de Colo Colo les cae mal a muchos. Lo apedrearon incluso por ir de vacaciones a ver el Mundial de Qatar, algo que debería ser normal para cualquier entrenador con posibilidades de hacerlo. Que se queja, que no declara bien, que no les aumenta el nivel a los palos que le traen de refuerzos.
Sí, claro. Sáquense la venda de los ojos. Pónganse serios.