Al cabo de tres años y medio desde que se iniciara la crisis de la pandemia, el mercado laboral se encuentra en una situación deteriorada. La tasa de ocupación (es decir, la proporción de la población que tiene un empleo) asciende a 55,4%, un nivel equivalente al de mediados de 2010. Por lo tanto, actualmente el empleo muestra un retroceso de 13 años.
Recientemente, a partir de datos compilados por Cepal y la OIT, se ha relevado que Chile está entre los tres países más rezagados en la recuperación del empleo prepandemia en América Latina, en compañía de Belice y Panamá. Si se considera que América Latina (que en promedio ya completó su recuperación) estaba más rezagada que el resto de las regiones del mundo, se puede concluir que Chile está actualmente dentro de los países con el peor desempeño en el mercado laboral a nivel mundial.
La magnitud de los empleos requeridos para poder estar en la misma situación previa a la pandemia, con los datos más recientes, asciende a 450 mil personas. Las perspectivas de crecimiento económico para 2024 y 2025 no permiten ser optimistas respecto de la posible absorción de este déficit de empleos. El problema más acuciante es que, adicionalmente, esta situación no se reconoce como un problema por la mayor parte de los analistas y las autoridades. Sin embargo, Chile está actualmente en una situación de emergencia laboral no declarada. ¿Cuál es la estrategia para abordar este tema en el marco del nuevo presupuesto o en las discusiones en el Congreso?
El déficit de 450 mil empleos se concentra en jóvenes y personas mayores de 55 años, típicamente con menor nivel educacional, que han trabajado en labores de menor calificación. Este grupo, además, tiene alta probabilidad de ser desplazado por las nuevas tecnologías en los próximos años. El alza muy significativa del salario mínimo que se ha legislado puede también tener un impacto negativo sobre las posibilidades de estas personas para insertarse laboralmente hacia adelante.
¿Por qué no se ha avizorado la magnitud de la crisis actual del mercado laboral? Porque la atención ha estado exclusivamente enfocada en la evolución de la tasa de desempleo. Es lamentable que no se advierta lo distorsionador que ha resultado el uso de la tasa de desocupación desde el inicio de la pandemia, debido a cómo esta afectó la búsqueda de trabajo de la población.
No se trata solo de una discusión técnica. Si un termómetro no está marcando adecuadamente la fiebre, es de dudosa utilidad e incluso puede resultar peligroso. Creo que estamos en ese punto.
Reconocer que nos encontramos en una emergencia laboral debería ayudar a enfocarnos respecto de las medidas que se podrían tomar, así como en quienes son las personas más afectadas.
David Bravo
Director, Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales