Este 3 de octubre se cumplen 17 años desde que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Chile y China, firmado en 2005 por los presidentes Ricardo Lagos y Hu Jintao. En un mundo donde el proceso de globalización se ve amenazado, resulta importante extraer algunas lecciones de cómo este tratado ha facilitado la integración comercial de Chile.
El mayor acceso a productos de consumo o a insumos intermedios de origen chino forma parte importante de los efectos de este TLC, pero la apertura de ese mercado a productos nacionales es una de las dimensiones más destacadas. En efecto, desde 2006 las exportaciones chilenas a China han crecido sistemáticamente más que a otros países. Si bien los envíos totales aumentaron solo un 0,9% por año desde esa fecha, los envíos a China lo han hecho a una tasa promedio anual de 8%, lo que llevó a cuadruplicar la participación de China dentro de las exportaciones totales chilenas.
Si bien el cobre es protagonista de esta historia, las exportaciones de productos silvoagropecuarios e industriales han mostrado un desconocido dinamismo: si en 2006 estos sectores representaban un 3,7% del total de las exportaciones a China, esta cifra subió a 19% en 2020. Más aún, la participación de mercado de los envíos chilenos en las importaciones chinas se dobló en 15 años, reflejando un notable avance en relación con otros países.
Esto no es del todo sorprendente. Al momento de firmar el TLC, China no cobraba tarifas a las importaciones de cobre desde Chile, mientras que la tarifa promedio en otros productos era superior al 11%. La caída en las tarifas a 2,1% a partir de 2006 —más intensa que la baja aplicada por China a otros países— explica en parte la mejor performance de las exportaciones chilenas a ese país en productos no mineros.
Este dinamismo exportador se manifiesta con especial vigor en el sector silvoagropecuario, no por un aumento extraordinario en el número de productos exportados, sino más bien por el fuerte crecimiento en los valores exportados por producto —lo que en jerga técnica se denomina margen intensivo—. Así, mientras el número de variedades silvoagropecuarias ha crecido en línea con lo observado a otros destinos, es la intensidad de los envíos en esas categorías lo que explica la mayor penetración en China.
Este patrón no es consecuencia de la caída en tarifas, sino de menores costos fijos de exportar. En efecto, en los últimos años Chile ha realizado un importante esfuerzo de firmar protocolos sanitarios y fitosanitarios que permitan exportar a China productos agrícolas. Si bien China todavía representa un porcentaje menor de las autorizaciones para exportar productos agrícolas y ganaderos respecto de los firmados con el resto del mundo, la evidencia muestra que, una vez firmados estos acuerdos, el volumen de las exportaciones aumenta de manera significativa.
La firma de acuerdos sanitarios y fitosanitarios no es consecuencia directa del TLC con China, sino del esfuerzo diplomático, económico y político de diferentes gobiernos. Sin embargo, es inevitable relacionar el TLC con China con un trabajo de acercamiento recíproco que ha permitido la apertura de ese mercado a nuevos productos. Aun así, el espacio para avanzar es significativo: en 2020 Chile exportaba un total de 161 categorías de productos silvoagropecuarios al mundo, de los cuales solo 37 fueron exportados al mercado chino. La barrera remanente es fundamentalmente no arancelaria.
Como está bien documentado, las tarifas en el mundo han caído de manera significativa, y aunque existen algunos espacios para seguir avanzando en esta materia, buena parte del camino ya está recorrido. Las barreras en la actualidad se encuentran en áreas como barreras sanitarias y fitosanitarias, reglas de origen, sostenibilidad, logística o acceso a cadenas de intermediación, por nombrar algunos. Un acercamiento bien enfocado a remover estas limitaciones con el resto del mundo —aprovechando la red de tratados comerciales firmados por Chile— debe ser el foco de acción de nuestra política comercial. El caso de China confirma el valor de este foco.
Sebastián Claro
Universidad de los Andes
Ramón Delpiano
Centro de Estudios Internacionales UC