Cosa Uno: Se viene diciendo desde hace un tiempo que el actual es el peor campeonato de la historia de nuestro nonagenario profesionalismo. En lo personal y por experiencia investigativa no creo que sea así. Hubo unos campeonatos espantosos en los 80, y al comienzo, en los 30, no tenían consistencia ni duración como para compararse con los actuales. En fin, se puede discutir, como todo.
En cualquier caso, me parecía también que ese juicio era muy injusto con Cobresal, que hacía, sin estruendo, una buena campaña. ¿Qué culpa podían tener los de El Salvador de que otros perdieran el tranco o fueran inferiores a ellos? Ya habían sido campeones del Clausura de 2015 y habían ganado la Copa Chile de 1987, cosa que pocos capitalinos han conseguido. Ahora, simplemente repetían conquistas inolvidables.
Sin embargo, tal como los entrenadores ganan o pierden puestos de trabajo, los resultados pueden hacer variar algunas apreciaciones (sin que los apreciadores pierdan la pega). Ya no me parece injusto que se diga que es un mal campeonato en desmedro de Cobresal. Por una razón muy simple: Colo Colo con solo un relumbrón de su verdadera capacidad… le hizo media docena. De modo que no cuesta nada incluir a los bravos nortinos en la montonera de equipos mediocres que están animando este casi centenario torneo.
Y que no se crea que con esta “boleta” el Cacique se excluye de ese lote.
Cosa Dos: La extraña situación que está viviendo la U. Por un lado, están los anuncios de una inminente construcción de su estadio, tan largamente esperada y con más capítulos que teleserie antigua. Ahora se da casi por hecho que se elevará en terrenos de la comuna de Cerrillos y se citan entusiastas declaraciones de la alcaldesa, doña Lorena Facuse, quien aparece reconociendo que la idea “es impopular”, pero no ve daño para los habitantes si se construye en el Parque Bicentenario, pues “los dos partidos que se hicieran al mes tendrían salida por General Velásquez o directamente al metro”. (¡Al metro, por favor!).
En fin, no es eso lo sorprendente. Lo que sorprende es que este anuncio se produce en los mismos días en que el equipo completa 8 fechas sin ganar y la guillotina parece arrimarse al cuello de Pellegrino (y solo al de Pellegrino…). ¿Se trata, entonces, de un anuncio balsámico para todos los dolores azules o es de verdad? Lo cierto es que la visión del entrenador es más dolorosa que cualquier anuncio. ¿Qué ha dicho, en lo que parece la antesala de su despedida de la banca? Esto: “Nos falta mucho: plantel, mentalidad, inversión del equipo, tenemos que vender más jugadores que traer por la situación económica, no tenemos campo, estamos jugando sin gente…”. Es decir, un desastre.
Cosa Tres: El viernes pasado la ANFP presentó un recurso de protección contra el Ministerio de Justicia, organismo que la amenaza con cancelarle la personalidad jurídica de no finalizar su vínculo con una casa de apuestas considerada ilegal. Entretanto, Coquimbo Unido, Everton, Unión La Calera, Audax Italiano y Ñublense decidieron no seguir portando la publicidad de Betway. Pronto se pronunciará la Corte de Apelaciones de Santiago sobre el recurso de la ANFP. Eso en lo judicial, de donde no siempre sale algo bueno, racional o justo. Ahora, en lo moral y formativo, ¿corresponde que el fútbol haga de anzuelo para involucrar a los jóvenes y a los futbolistas en los juegos de azar? ¿O es muy inocente la pregunta?