El rally de la bolsa chilena —cuyo principal índice acumula un alza de 11% en lo que va de julio— es llamativo. Después de todo, el IPSA no ha hecho más que desilusionar en los últimos años; en términos reales, su valor actual es igual al de mayo de 2007, y es un 25% menor a su verdadero máximo histórico, en enero de 2011. Quizá por eso mismo es que el alza tan fuerte en pocas semanas es tan llamativa. ¿Cómo interpretarlo?
Para contestar esta pregunta, es necesario hacerse otra: ¿Cuánto estaría usted dispuesto a pagar por un papelito (una acción) que le promete un pago de 100 pesos anuales (dividendo) para siempre? La respuesta dependerá de tres componentes. Si la tasa de interés es alta, el valor de esa acción será menor, ya que la opción alternativa —meter la plata al banco— es más atractiva. Lo segundo es el riesgo. Si el pago de 100 es incierto —podría ser 50 como podría ser 150—, entonces el valor de la acción será menor. Este factor se conoce como prima por riesgo, toda vez que existe un descuento a los activos cuyos pagos son volátiles. Finalmente, si el dividendo creciera en el tiempo, pasando de 100 a 105, y luego a 110, el valor del papelito también crecería.
En simple, podemos tratar de explicar los movimientos de la bolsa en base a tres elementos: tasas de interés, premio por riesgo y crecimiento económico. ¿Qué dicen los datos? Todo parece estar en la caída en la prima por riesgo. Veamos.
El magro crecimiento de la actividad explica buena parte del estancamiento de la bolsa en los últimos años, y nada parece suponer que ese escenario vaya a cambiar. Por aquí no va la cosa. Por otro lado, aunque hay cierto entusiasmo con la baja de tasas de interés que vendrá luego, las tasas de mediano plazo han estado estables y el espacio para que caigan no es evidente. Estas —y no las de muy corto plazo— son las relevantes para evaluar las acciones. Por ello, aquí tampoco parece estar la causa del rally.
Lo que sí ha caído de manera significativa en el último tiempo es la prima por riesgo a los activos chilenos. Ya lo vimos en el tipo de cambio y ahora lo vemos en la bolsa. Pero más que un gran entusiasmo, lo que hemos visto es cómo se ha deshecho un castigo que hasta hace poco llegó a niveles muy altos, como si el país se hubiese acercado a un precipicio. Más aún, el castigo exigido a la bolsa chilena todavía es más alto que su promedio histórico, por lo que podría pensarse que hay un espacio para que la bolsa suba otro tanto más. Pero esto puede ser demasiado optimista, ya que Chile cambió, y nada asegura que volvamos a tener el atractivo de otrora.
Por ahora, más que anunciar mejores tiempos, el aumento en la bolsa parece estar reflejando el fin de un gran castigo. A estas alturas, algo es algo.