E l triunfo de la U sobre la UC puso el tema en la mesa: ¿Está para pelear el título el equipo azul?
Sí, de todas maneras. Y no por estar maravillado con el juego que muestra el elenco de Mauricio Pellegrino (aunque hay que reconocer que impuso un sello, lo que no es poco). Pero no. La U es aspirante simplemente porque la exigencia para ello es muy pequeña, acotada. Con el mínimo esfuerzo, y con un par de jugadores que marquen diferencias en algunos partidos, es suficiente para apuntar a los más alto de la competencia nacional.
La propia Universidad Católica, que ha construido su peor temporada de los últimos años y que hoy, a ojos de sus hinchas, pareciera estar condenada al infierno futbolero, también tiene posibilidades de ser campeón. Y bastante altas, de acuerdo a las mediciones y comparaciones con el resto de sus rivales.
El DT Ariel Holan puede pasarse todo lo que resta del torneo nacional moviendo el equipo, transformándolo y poniendo y sacando jugadores a destajo, pero igual seguro que da la pelea. Con que su goleador Fernando Zampedri siga escalando en la lista de anotadores históricos de la UC, que el joven Alexander Aravena permanezca en modo crecimiento y creyendo en sus condiciones, y que Matías Dituro ataje lo que se pueda y en algunas ocasiones, un poquito más, basta y sobra. El equipo de la franja es candidato.
Colo Colo va por las mismas. Aunque el cuadro albo demostró no tener jerarquía internacional para “peleas de perros grandes” y que el DT Gustavo Quinteros está más o menos convencido de que no hay mucho que hacer si los refuerzos no tienen un despertar grandioso y por fin juegan a algo, es más que probable que los albos también se sumen a la lista de los candidatos al título 2023.
Colo Colo, de hecho, tiene, más que ninguno, un plantel pródigo en jugadores juveniles y veteranos a los que puede echar mano ante lesiones, expulsiones o cualquier circunstancia extrema. No es poco. Quinteros tiene como 22 jugadores que pueden entrar a la cancha sin hacer papelones a nivel local. El resto de los competidores apenas tiene entre 15 y 18 jugadores en esas condiciones. Hay una diferencia que puede ser vital.
Claro, también en el lote de los que pueden aspirar al título hay que considerar a los equipos que en la primera rueda regalaron momentos para aplaudir. Huachipato, Cobresal y Coquimbo Unido se han ganado el derecho a soñar, aunque hay que recalcar que al igual que los “grandes”, han tenido a su favor la poca exigencia que existe a nivel competitivo en el torneo.
Sí, claro. Seguro que el campeonato, como ha pasado en los últimos años, se definirá recién en las últimas fechas. Y que por ello se hablará de que, pese a todas las miserias, aún existe emoción y capacidad de enaltecer la lucha de fuerzas en una cancha.
Pero será mentira.
Cuando se gana con lo justo, cuando se campeona con lo mínimo, la sensación no es dulce. Solo alcanza para disimular el amargo.