Las excusas del diputado Miguel Mellado son francamente vergonzosas, ya que no tenía ningún derecho a grabar con su celular lo que se conversó en una reunión privada con el Presidente Boric y sus ministros, ni menos filtrarlo a los medios de prensa.
En esto disiento del profesor Pedro Anguita y de la columna dominical de Carlos Peña, que solo consideran una torpeza política y un error. Pero no veo cómo se puede calificar de pública una reunión con el Presidente y sus ministros en el Palacio de Cerro Castillo de Valparaíso. Es claro que no fue una reunión pública porque se desarrolló en un ambiente privado y más aún en un recinto que, siendo público, tiene las características de un recinto privado y además sobre temas de seguridad en La Araucanía. En esto coincido con el profesor Antonio Bascuñán (en carta de ayer), quien es un prestigioso penalista.
En consecuencia, no solo me parece que el diputado incurrió en una grave falta a la ética como diputado, sino que también —en mi particular opinión— cometió un delito al violar la disposición del art. 161-A del Código Penal, que expresamente señala que será sancionado con la pena de reclusión menor en cualquiera de sus grados y a multa de 50 a 500 Unidades Tributarias Mensuales quien, en recintos particulares o lugares que no sean de libre acceso al público, sin autorización del afectado y por cualquier medio, capte, intercepte, grabe o reproduzca conversaciones o comunicaciones de carácter privado o capte, grabe, filme o fotografíe imágenes o hechos de carácter privado que se produzcan, realicen, ocurran o existan en recintos particulares o lugares que no sean de libre acceso al público.
El diputado Mellado, a mi parecer, cometió un delito al infringir la disposición del art. 161-A del Código Penal, ya que la reunión se llevó a cabo en un lugar que no es de libre acceso al público y aun así se tomó la libertad de grabar clandestinamente lo que señaló el Presidente Boric y, más aún, filtrar la grabación a los medios de prensa.
Sin duda que esto merma las confianzas, y las excusas del diputado, y el apoyo que ha recibido del presidente de su partido, Francisco Chahuán, no favorecen en nada al clima de confianza y privacidad que debe primar en este tipo de reuniones entre miembros del Ejecutivo y del Congreso; menos aún las declaraciones de que se trata de un diputado de larga trayectoria y que su desempeño ha sido de excelencia. Nada de esto se opone a que la conducta de Mellado al grabar una conversación privada y filtrarla a los medios haya infringido la ley penal.
Por ello la denuncia ante la fiscalía debería prosperar y obtenerse el desafuero del diputado, ya que como señaló el mismo Presidente Gabriel Boric, es curioso que cuando se descubre que se trata de un diputado de derecha, lo que primero fue calificado como delito luego se le atribuye la característica de un mero error no intencional. Esto es algo que no tiene sentido, y la fiscalía debería investigar los hechos y arribar a la conclusión de que sí hubo delito, tal como se prevé en el art. 161-A del Código Penal, y por ello pedir el desafuero del diputado.
El diputado Mellado, en mi opinión, debe responder no solo ante el Tribunal Supremo de su partido y ante la comisión de Ética de la Cámara, sino que debe enfrentar un desafuero y un juicio de carácter penal por el delito que cometió.
Esto no puede ser excusado y pasar impune, como si solo se tratara de una torpeza o un error. Es muchísimo más grave, ya que con esa conducta el diputado Mellado ha quebrado la confianza con las autoridades del Poder Ejecutivo y más aún con sus propios colegas diputados.
Todo lo demás es absurdo, pues al efectuar la grabación con su celular y luego filtrarla a los medios, Mellado incurrió en un delito que está previsto en nuestro Código Penal. Todas sus excusas son más bien pueriles, ya que declara que no ha infringido la ley aunque sí la ética. ¿Cómo que no ha infringido la ley si su conducta violó categóricamente el art. 161-A de nuestro Código Penal?
Mellado debe disculparse y pedir excusas por este delito que cometió y prometer que no volverá a realizar grabaciones clandestinas con su propio celular, ni menos filtrarlas a la prensa tal como lo hizo