Señor Director:

Ha muerto el gran intelectual francés Alain Touraine. Ya vendrá el momento de hacer un recuento de su vida y de su obra y agradecerle colectivamente su inmensa obra sobre la sociedad contemporánea y América Latina. Ahora solo queremos recordar cuánto quiso a Chile, al que conoció en la segunda mitad de los años cincuenta, cuando realizó su emblemática investigación sobre los mineros de Lota y del acero. Aquí se enamoró de Adriana Arenas, su mujer de siempre, y a través de ella y de su familia Chile se instaló en su corazón y en el de sus hijos Marisol y Philippe.

Vino a Chile para vivir en carne propia las postrimerías del gobierno del Presidente Allende, cuando escribió un diario sociológico que publicó bajo el título “Vida y Muerte del Chile Popular”. Tuvo la generosidad de acoger a numerosos jóvenes sociólogos y sociólogas, en especial después del golpe militar. Se involucró con valentía para evitar que las ciencias sociales chilenas sucumbieran a la barbarie, inaugurando en los años ochenta el Congreso Chileno de Sociología.

Su idea matriz, que la sociedad está formada por sujetos capaces de producirla desde la cultura y los movimientos sociales, y que cada una genera su propia modernidad, fue clave en la formación de la sociología chilena, así como en el proceso de renovación socialista y en lo que esta contribuyó a la transición chilena. Ya en democracia participó en diversos eventos sobre los temas de la memoria, derechos humanos y superación de la sociedad neoliberal de la dictadura. Su aporte le llevó a ser nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad de Chile.

Alain Touraine fue un actor relevante y lúcido del Chile que conocemos, y lo seguirá siendo a través de quienes fuimos sus discípulos y amigos.

Eugenio Tironi
Manuel Antonio Garretón