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Editorial
Sábado 27 de mayo de 2023
El PPD cuesta abajo
"No solo acumula derrotas electorales, sino también la pérdida de su identidad".
Tras sucesivas derrotas electorales y en un enrarecido clima interno, la situación del PPD —partido que hoy realiza un esperado consejo nacional, luego de su fracaso en los comicios del 7 de mayo— es emblemática de lo que parece el sino de las fuerzas de centroizquierda que conformaron la Concertación y que hoy —con la sola excepción del PS— ven puesta en duda incluso su supervivencia.
Formado en la segunda mitad de la década de 1980 como un instrumento de la estrategia opositora para enfrentar al régimen militar desde la institucionalidad, los éxitos electorales y la mística en torno a sus fundadores —particularmente, la figura de Ricardo Lagos— lo proyectaron como una apuesta con identidad propia. Sin las ataduras históricas e ideológicas de otros partidos, el PPD intentó levantar las banderas de una centroizquierda moderna, abierta al mercado y que recogía temáticas emergentes, como el ambientalismo, el feminismo o los derechos de las minorías sexuales. Así, atrajo a destacados cuadros técnicos, y alcanzó un momento cúlmine con la elección de Lagos como Presidente de la República.
Pero, como suele ocurrirles a las fuerzas que irrumpen prometiendo renovación, el PPD terminó replicando las más antiguas y controvertidas prácticas, desde el fraccionamiento en torno a caudillos hasta el clientelismo. Todo ello, sumado al involucramiento de militantes en casos de corrupción o de financiamiento ilícito de la política, generó la decepción de intelectuales y otras respetadas figuras que abandonaron sus filas. En lo ideológico, tampoco fue inmune al giro de toda la centroizquierda hacia posiciones refundacionales —fue un senador de la colectividad quien acuñó la idea de la retroexcavadora—, renegando de sus antiguos logros y tornando cada vez más difusa su identidad. Contribuyó a eso también la radicalidad con que el Frente Amplio asumió las agendas identitarias, arrebatándole al PPD el terreno ganado allí. De este modo, en la década pasada inició un retroceso electoral que lo debilitó en la tradicional competencia con el PS y que hizo crisis en la elección de diputados de 2021 y en la de consejeros constitucionales de este año, con votaciones bajo el 4%. No por nada, una de sus figuras, el exministro Francisco Vidal, ha dicho que el partido ya cumplió su ciclo.
No cabe desconocer la audacia con que su actual presidenta, Natalia Piergentili, intentó revertir las cosas, al jugarse por recuperar el espacio de la centroizquierda y rehusarse a integrar una lista única oficialista. Pero era difícil que un partido que es parte del Gobierno y que hizo campaña en favor de la propuesta constitucional de la Convención, resultara convincente al reivindicar ahora la moderación. Así, las controversias de esta semana —desde las críticas a Piergentili hasta el caso de la vicepresidenta insólitamente pasada a Tribunal Supremo por sus dichos contra la ministra del Interior— hablan, más que de un debate enriquecedor, de una colectividad que no encuentra rumbo.