Señor Director:

Nunca es fácil la relación del poder con la prensa. Como sabemos por experiencia, en el caso de las dictaduras o autoritarismos es muy difícil, si no imposible, preguntar todo lo que se quisiera. Pero también ocurre en regímenes democráticos, como también lo sabemos por la experiencia.

Por ello, a nadie debería extrañar que, en el G7, en Hiroshima, el Presidente de Estados Unidos haya hecho callar a un periodista australiano que lo interrumpió en medio de su respuesta a una pregunta anterior. Usó, en inglés, el mismo tono con el cual el rey ahora emérito de España trató de hacer callar a Hugo Chávez, aquí en Santiago.

Nuestro Presidente, Gabriel Boric, cree que el deber de los periodistas es incomodar al poder. No estoy de acuerdo, creo que el deber es preguntar sin censura acerca de todo lo que preocupe a la ciudadanía. Y ello, claro, puede molestar a veces.

Abraham Santibáñez
Periodista