Señor Director:

Siempre las políticas públicas deben adecuarse a los contextos donde se aplican. Renato Cristi tiene el privilegio de vivir en Toronto, donde puede elegir entre tres hospitales públicos. En Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Ñuble, Aysén y Magallanes no hay chances de elegir, ya que en esas regiones solo hay uno o dos hospitales estatales. Es por ello que en dichas regiones las listas de espera de enfermedades GES superan las cinco mil personas. En el caso de los afiliados a los seguros privados en esas mismas regiones, esa cifra es cero.

Se dirá que este es un problema de recursos y que se debe gastar más en hospitales estatales, pero el Ministerio de Salud ya es el tercero de mayor presupuesto. Chile gasta más en salud (9,3% de su PIB per cápita) que el promedio de países de la OCDE (8,8%) y poco menos que Canadá (10,8%). La salud es fundamental, pero también lo son otras demandas sociales como seguridad, vivienda y educación.

Como el Estado por sí solo no puede hacerse cargo de la demanda por salud, se generan listas de espera. Son los más pobres los que las sufren porque no tienen cómo “saltarse la fila”. El 70% de quienes esperan por atención de especialistas tiene sueldos menores a $380 mil.

En cambio, los más privilegiados encontrarán la forma para ganarle al sistema. De hecho, algo de eso sucede en Canadá. Ante los crecientes tiempos de espera (Fraser, 2022), miles de canadienses cruzan la frontera para atenderse en EE.UU.

Es por estas razones que más que refundar nuestro sistema de salud, este requiere ser perfeccionado, como proponemos los senadores de Chile Vamos. Un esquema en donde el sector público y el privado compitan en igualdad de condiciones y, cuando sea necesario, se complementen, no es únicamente una buena intención, como plantea Cristi. Es factible. Así funciona en Alemania y Países Bajos, si el Estado establece reglas claras y fiscaliza con severidad el cumplimiento de un plan de salud universal que todos puedan pagar directamente o mediante subsidios fiscales que permitan a quienes no tienen los recursos una libertad real de elegir entre lo público y lo privado.

Javier Macaya
Senador UDI