Escucho decir que “ya no se puede ir al estadio”. En realidad, hay varias cosas que ya no se pueden hacer. Por ejemplo, no se puede salir a comprar pan muy tarde porque te pueden asaltar, como escuché decir al auditor de una radio, del mismo modo y por el mismo motivo que no se puede salir a tomar la micro muy temprano. Es complicado sugerir las causas sin discutir y hasta enemistarse con alguien.
En el caso del fútbol, sin embargo, es más simple. Se puede decir, por ejemplo, que Pamela Venegas es la responsable de lo que sucedió el domingo en Concepción. Lo dijo un diputado de la república, Daniel Manouchehri (PS). Los diputados, como se sabe, dicen muchas cosas, pero esto es un exceso. Y ojo, lo ha dicho también una diputada RN que fue deportista, Érika Olivera. Y un gobernador regional independiente, Rodrigo Díaz. Si usted se fija, hay acuerdo político tansversal en señalar como culpable a Pamela Venegas. ¿Por qué? Porque es la jefa de Estadio Seguro. ¿Por algo en concreto? No. Y no creemos que sea porque ella es periodista.
Hace una semana se dijo en esta columna que el tema de la violencia en los estadios es surrealista. ¿Cabe alguna duda después de este domingo?
No se menciona en ningún comentario la responsabilidad del organizador, que fuera de toda duda es absolutamente responsable, pues no participaba del espectáculo ningún simpatizante de otro club. ¿Por qué elude su responsabilidad Azul Azul? ¿Tendrá algo que ver con sus méritos para obtener un estadio gratis al alero de la postulación al Mundial 2030?
A la hora de las soluciones para la violencia se escucha decir que se debería castigar a los clubes con la pérdida de puntos. ¿Habrá una solución más ingenua que esa? ¿Creerán los solucionadores que a los bandidos les importa la posición del club en la tabla?
Otra solución: el retorno de Carabineros a los estadios. Lo concreto es que no han abandonado el perímetro de los estadios, según se ha aclarado. Y si así fuera, ¿parece justo desproteger a sectores de la población amenazados por la delincuencia a toda hora? Ridículo.
Al final de cualquier análisis lo que queda claro es que es un problema del fútbol. De “la familia del fútbol”, como dice una propaganda que parece sacada de hace cien años, si es que el fútbol alguna vez fue una familia. Del fútbol, sus autoridades y todos sus componentes. Ya se están escuchando críticas a la falta de liderazgo del presidente de la ANFP, Pablo Milad, en este tema. Es cierto. Y es cierto en todos los temas del fútbol. No hay autoridad.
Pero, sobre todo, no hay unidad de propósitos. No hay ni la unión más básica. Todo es conflicto. Con los árbitros, con la organización de los torneos de menores, con clubes gobernados por agentes de jugadores. Lo más grave de todo es que si se prescindiera de las actuales autoridades ¿a quién se podría elegir?