Señor Director:

Es evidente la importancia de plantear e implementar políticas públicas a partir de las preferencias políticas, pero sobre la base del conocimiento disponible, tanto técnico específico como respecto de los factores sociales, políticos, culturales y económicos incidentes.

Por cierto, los resultados de las políticas dependen de muchos elementos; los recursos asignados, el nivel técnico de quienes aplican las medidas, el convencimiento de las comunidades, etcétera. No obstante, un pilar fundamental es la información y lo que se conoce sobre el asunto.

Por lo anterior, resulta desconcertante que en políticas muy importantes con frecuencia esas informaciones se dejen de lado. Se define un objetivo y los medios para lograrlo, sin considerar si esos medios lograrán el propósito, de acuerdo al conocimiento existente. O si existen los recursos. Conozco las metodologías y esfuerzos del Ministerio de Hacienda, pero es fácil encontrar el contrafactual.

Conocemos las necesidades de mayor gasto fiscal y las dificultades para financiarlo, por lo que es necesario definir prioridades y analizar hasta dónde pueden ser satisfechas. La experiencia y análisis indican que lo más difícil es decidir qué no será posible hacer; es el viejo costo de oportunidad o hasta dónde podemos estirar la cuerda.

Que un objetivo esté en un programa de gobierno o parezca muy popular, no es el mejor argumento. Es cierto que nuestra razón es limitada, y que los datos convencen menos que los mensajes emocionales, por eso el diálogo y el debate entre políticos y expertos puede ser más fructífero que seguir enamorado de un programa. Keynes habría respondido ante críticas a sus nuevas propuestas: “Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión. Y, ¿usted, qué hace?”.

Hugo Lavados Montes
Profesor de Economía