Universidad Católica y Colo Colo animaron verdaderos partidazos a partir de los años 80. Tras una década setentera mala de los cruzados (que estuvieron incluso en Segunda División) e irregular de los albos (con sequía de títulos entre 1972 y 1979), el encuentro entre estos dos equipos comenzó a hacerse atractivo, al punto de que muchos apuntan (no es este el caso) que se convirtió en uno de los “clásicos” del fútbol chileno.
En verdad, esta rivalidad construyó su historial por un par de razones: ambos equipos se fueron convirtiendo en candidatos habituales al título y anualmente competían por estructurar el mejor plantel en base a contrataciones (extranjeros y valores del medio nacional) y a lo que aportaran sus divisiones menores.
Y si bien es un que para cada uno de estos equipos su verdadero clásico es con Universidad de Chile, se comenzó a vivir entre la UC y Colo Colo una especie de lucha para demostrar superioridades.
Y hay partidos de colección en este enfrentamiento. De hecho, a partir de esas fechas, ambos equipos han definido el título en forma directa en tres ocasiones: en el Apertura 1997 (ganó la UC), en el Clausura 2002 y en el Clausura 2009 (triunfos de Colo Colo).
Hay también otros encuentros emblemáticos que incluyen goleadas de uno y otro, victorias de último minuto, choques llenos de polémicas arbitrales, juegos donde destacaron figuras de gran nivel e incluso definición en la Copa Libertadores de América.
Todo eso hizo que se construyera una rivalidad deportiva que generó un deseo permanente de triunfar en este enfrentamiento. Y por eso, fuera cual fuera la circunstancia, el escenario o los niveles que se tenían, tanto la UC como Colo Colo salían a ganar.
Está claro que ha habido cambios en esta mentalidad.
Si bien el año pasado estos equipos brindaron en el Monumental uno de los partidos más intensos entre los vistos en el torneo chileno en los últimos años (en lo que tuvo mucho que ver el arbitraje de Roberto Tobar y su “dejar jugar”), de un tiempo a ahora este encuentro se ha desvalorizado. Se impuso la idea de que “no se puede perder” por sobre la de “hay que ganarlo”.
¿Por qué se ha producido eso? Más que por concepciones técnicas, por un obvio temor al juzgamiento del medio.
Para la UC, perder ante Colo Colo y para Colo Colo, perder ante la UC genera una afrenta que no se limita, como antaño, a burlas y pago de apuestas en la semana posterior, sino que se extiende a un enfrentamiento duradero y duro en las redes sociales.
No bien acaba un partido entre ellos (y peor cuando se trata de un clásico verdadero) cuando asoman los comentarios sarcásticos, los memes, los insultos e incluso las amenazas.
¿Y es que acaso eso no pasa en otros lugares?
Por supuesto. Pasa. En Argentina es cada vez más claro que futbolísticamente ha decaído el nivel de juego en los partidos emblemáticos. Lo mismo en el resto de Sudamérica. ¿Y en Europa? También. Salvo en encuentros específicos de ligas muy puntuales, cada vez hay menos enfrentamientos futbolísticos de alto vuelo.
El miedo a ganar está ganando la batalla en el fútbol.
No nos sorprendamos, entonces, al ver cómo se juegan los partidos “estelares” del torneo chileno.