El año 2022 fue un momento decisivo para la sociedad chilena, pues se inició con un nuevo gobierno y luego se cerró una etapa del proceso constituyente con un contundente rechazo a la propuesta de nueva Constitución, en el llamado plebiscito de salida. Semanas después, específicamente el 14 de octubre, se empezó a levantar la información de la Encuesta Bicentenario UC, cuyos resultados revelan, en términos muy generales, que la sociedad chilena busca una mayor estabilidad económica, que está preocupada de la falta de seguridad en su vida cotidiana, que tiene una idea creciente del exceso de migración y que continúa desconfiando de las instituciones, aunque en esta versión las cifras muestran un repunte hacia algunas de ellas, como son las universidades, Carabineros y las Fuerzas Armadas.

Este estudio, liderado por el Centro de Políticas Públicas UC, se gestó en el año 2006 con miras a conocer las grandes tendencias de la sociedad chilena de cara al bicentenario de la República. Tras diecisiete años, la riqueza de los datos acumulados permite indagar en las percepciones, expectativas y sueños de los chilenos, ayudando así a responder a muchas de las preguntas respecto de cómo somos, cuáles son nuestros anhelos y expectativas, y cómo estos datos han ido variando o no en el tiempo. Dada su permanencia por todos estos años, su cuidada metodología y sus resultados consistentes, basados en una muestra de casi dos mil casos a nivel nacional, podemos decir con orgullo que la Encuesta Bicentenario UC se ha consolidado como un termómetro claro y concreto de los desafíos que se nos imponen hoy.

Lo recabado en las diferentes versiones de esta investigación impulsada por nuestra universidad —y que es coherente con la impronta de contribuir a los avances y mejoras de nuestro país desde el conocimiento y la academia— ha permitido trabajar la comparabilidad de los datos de todos estos años y no solo saber cómo estamos, sino también cuánto hemos cambiado, o si mantenemos visiones respecto de temas históricamente abordados, tales como familia, conflicto, trabajo, migración y religión. A esto se suman módulos nuevos, como son las preguntas sobre violencia, seguridad e identidad que se presentan en esta versión.

Uno de los hallazgos se relaciona con cierto pesimismo respecto, en primer lugar, de las posibilidades de que nuestro país alcance el desarrollo: dicha percepción se presenta como la más baja en la historia de este estudio. También se observa una disminución significativa en la sensación de los chilenos de poder acceder a una vivienda propia, dando cuenta de la crítica situación que se enfrenta en el ámbito habitacional. Se percibe, asimismo, una menor demanda por Estado, revalorizándose el esfuerzo y la responsabilidad personal en el propio bienestar. En preguntas sobre identidad, se evidencia que la familia es la principal fuente identitaria, así como el género y la nacionalidad. Se observan, sin embargo, importantes diferencias por grupo etario en varios de los otros temas abordados por este estudio.

Por otro lado —y muy acorde a las inquietudes que se manifiestan actualmente en nuestra sociedad—, las personas se muestran mucho más preocupadas de la violencia como una amenaza para el orden institucional del país. Además, se revela una nueva sensibilidad ante este tema, pues disminuye la aceptabilidad social del uso de la violencia y se legitima el uso de la fuerza pública, a diferencia de las mismas preguntas aplicadas en versiones anteriores de la Encuesta Bicentenario UC.

Con un nuevo proceso constituyente en curso y desafíos importantes para nuestro país en lo político, económico y social, la radiografía que nos presentan estos hallazgos contribuirá, sin duda, a que observemos nuestras percepciones con cierta distancia y pongamos sobre la mesa las necesidades y expectativas de la sociedad chilena actual, para continuar así tendiendo y reforzando puentes desde la Universidad Católica con la sociedad civil y sus autoridades.

Ignacio Sánchez Díaz
Rector Pontificia Universidad Católica de Chile