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Cartas
Miércoles 12 de abril de 2023
Es posible unirnos por la paz
Señor Director:
Verdaderamente única, valiente y notable fue la propuesta de Ignacio Sánchez, rector de la Universidad Católica, para el reconocimiento a académicos y exalumnos ejecutados y detenidos desaparecidos durante la dictadura, entre ellos mi hermano Eugenio. Se celebró ayer durante la inauguración de la bellísima Plaza de la Paz en el campus San Joaquín, en el marco de la conmemoración de los 60 años de la Encíclica “Pacem in Terris”, del Papa Juan XXIII, y los 50 años del golpe militar.
Ciertamente arriesgada era la puesta en escena propuesta: familiares de las más de 30 víctimas frente a frente a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, teniendo como telón de fondo a las más altas autoridades del Gobierno, iglesias e instituciones civiles. Para rematar, todo esto en una placita al aire libre dentro de un campus universitario repleto de estudiantes. Solo los valientes se arriesgan por la paz.
El rector se preocupó personalmente de que los familiares supiéramos a lo que veníamos y estuviéramos dispuestos a ese encuentro. Si bien no es descartable que alguno de los fallecidos de la Universidad hubiese optado por la lucha armada, la generalidad de estos eran personas pacíficas, que abrazaron con entusiasmo el ideal de poner al centro a los más humildes. Por eso, para muchos familiares, pararse en son de paz ante los uniformados y miembros del Poder Judicial tras décadas de mendigar por respuestas sin recibir ninguna, significaba un esfuerzo casi heroico, pero escucharon el llamado y se elevaron a la altura de las circunstancias. Un 90% de los familiares convocados demostraron que el amor por la patria y el deseo de no heredarles a nuestros hijos y nietos el país fracturado que tanto dolor nos causó, podían ser más fuertes que la pesada carga histórica del dolor y el odio, y se presentaron con una mirada limpia en son de paz. A su vez, los estudiantes no defraudaron a su rector dando notable muestra de respeto y civismo.
Sin embargo, para nuestra gran desilusión, quienes estuvieron muy lejos de demostrar igual coraje fueron las Fuerzas Armadas y ciertas altas autoridades que a última hora decidieron no asistir. Solo dos generales de Carabineros lucieron con honor y prestancia su uniforme, y fue el ministro de Cultura quien representó al Gobierno.
La Pontificia Universidad Católica, en la persona de su rector y en la maravillosa oración ecuménica por la paz rezada al unísono por los representantes de las distintas confesiones presentes, nos ha demostrado que es posible unirnos por la paz sin dejarnos envolver por la desconfianza y el recuerdo de aquello que nos dividió.
Junto con expresar mi gratitud al rector Ignacio Sánchez, quisiera recordar a otros que en su momento también mostraron un gran coraje: el Cardenal Raúl Silva Henríquez, el obispo Sergio Valech, el juez Juan Guzmán Tapia y el general Juan Emilio Cheyre. Mi admiración y gratitud a todos ellos por sus valerosos esfuerzos por construir un país en paz.
María Alicia Ruiz-Tagle Orrego